Capitulo 20(Especial)

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— ¡Muy buenos días! —Exclamé felizmente y ella salió del departamento con su bolso colgando al hombro. Me acerqué a ella, tomándola de sorpresa, y posé mis brazos en sus hombros como si fuera un secreto que nadie pudiese oír –Oye ¿Qué te parece si nos escapamos juntos por un día?

— ¿Eh? –Preguntó totalmente sorprendida — N-no entiendo porque nos escaparíamos –Murmuró mirando nerviosa hacia el suelo.

—Si lo piensas bien, ninguno de los dos realmente quiere ir a la universidad con las cosas que pasaron ayer –Dije mientras caminábamos hacia afuera del edificio — Así que pensé que tú y yo deberíamos irnos algún lugar divertido a pasar el día ¿Qué opinas?

—No lo sé, dentro de poco habrá exámenes y…—Musitó algo dudosa.

— ¡Vamos Sara! Seria aburrido si voy solo –Le rogué haciendo pucherito de perro mojado. En verdad quería que ella me acompañara.

—Está bien –Aceptó sin luchar mucho. Quizás debería anotar usar esa técnica para manipularla y que me cocine spaghetti pero solo tal vez…— ¿A dónde iremos primero?

—Mmm… –Pensé un segundo sacando el plan que estaba ideando para buscar que lugar sería bueno— ¡Vayamos al cine!

Dejamos nuestras cosas y sin muchos planes partieron rumbo al cine. Una salida bastante improvisada que no incluía mucho dinero pero la idea de pasarla bien un rato, era tentadora. Al autobus no le tomó mucho tiempo para llegar al centro donde se encontraba todo el entretenimiento. Sara miraba a su alrededor las tiendas, las librerías, los negocios, maravillada. Mientras yo caminando a su lado, me babeaba por los anuncios de comida. Esa montaña de cereal por la mañana no había servido en lo absoluto para llenar mi estómago. ,

Caminando varias cuadras en un mar de gente impresionante para ser tan temprano, y llegamos finalmente a la boletería donde decidimos ver qué películas había. Usaba el máximo de mi cerebro, prácticamente exprimiéndolo, para elegir una que a ambos nos gustara. Las de acción obviamente no eran buenas para las chicas. Tenía que ser caballero y dejarle elegir a ella, aunque seguro elegiría una de esas de arcoíris y unicornios, Pff…

— ¿Qué piensas sobre esa David? –Me preguntó señalando una película de ninjas.

¡Además de ser mona, tenía buen gusto! Definitivamente ese rottweiler no sabía de lo que se estaba perdiendo. Creo que quedaban más que claras las razones de porque ella era mi chef personal y no otra persona.

—Me parece perfecta, saquemos las entradas lo más pronto posible–Contesté sonriente.

Entramos a la sala ansiosos por ver la película, con un balde gigante de palomitas y dos refrescos. Por suerte no estaba tan lleno y pudimos conseguir buenos asientos. Entonces empezaron las propagandas y aunque no había empezado la parte emocionante comíamos palomita tras palomita como si no hubiera mañana. Lo típico que sucede cuando vas al cine, lo gracioso fue que cuando comenzaba la película, nos quedaba medio balde. Le mostré el balde a Sara un instante y se echó a reír.

El balde ya casi no le quedaba muchas palomitas, mientras ambos entretenidos mirábamos la parte de pelea entre los líderes ninja de dos clanes, quise comer algunas y mis dedos rozaron los de ellas unos segundos. Seguí viendo a la pantalla como si nada hubiera pasado pero no lo sé, había sentido algo extraño.

De alguna forma pasó el tiempo increíblemente rápido y cuando nos dimos cuenta, la película ya había terminado. Me levanté del asiento de al lado, estirando mis brazos con una sonrisa en el rostro diciendo lo genial que había sido. Ella se limitó a corresponder con una sonrisa, un poco avergonzada. El verla sonreír volvía el chispazo extraño de antes… ¡David, David, David! ¿Cuándo aprenderás que comer tanto dulce te hace ver cosas no son?

Solsticio de verano(1er libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora