Capitulo 34: Recobrando la esperanza

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Con la llegada de la noche, nos vimos obligados a despedirnos. Adam obviamente quería pasar el mayor tiempo posible a mi lado por temor que me deprimiera. Actuaba como un niño caprichoso rogándome que lo dejara pasar la noche allí, que no haría nada malo. Habíamos estado todo el día juntos, de hecho los anteriores también, simplemente quería estar sola, pensar bien lo que haría una vez estuviera en Michigan, además si Adam volvía demasiado tarde a su casa podría pasarle algo. Estaba bien preocuparse.

A duras penas logré convencerlo de dejar el departamento y durante el camino hacia el exterior del edificio seguía haciendo el tonto y actuaba como niño caprichoso que no quería irse todavía, entre risitas lo regañaba explicándole que el día siguiente nos veríamos, que tampoco sería la última vez. De golpe dejo de refunfuñar y miró hacia un lado con el ceño fruncido.

La curiosidad me invadió y terminé mirando hacia la misma dirección. Aun siendo de noche, con la poca iluminación exterior del edificio, pude distinguir su figura. Casi la misma estatura de Adam, esa vestimenta callejera tan común , su patineta bajo al brazo, la cabellera blonda imposible de olvidar, aquellos ojos azules mirándome directamente con pesadumbre y abrí mi boca para decir algo, quizás un “hola” o un “¿cómo estás?” pero las palabras simplemente no salían. El nudo en mi garganta no me lo permitió. Quería tanto poder hablarle con normalidad como antes…

Parecía que el hecho que no había pronunciado ni una palabra lo afectó, porque volvió su cuerpo nuevamente hacia dentro del edificio ignorando mí presencia. Lo seguí con la mirada esperando que sucediese algo. Algo como que de repente volteara a sonreírme, o tal vez me rogara por un plato de spaghetti pero no ocurrió absolutamente nada. Únicamente de fondo el sonido metálico de la puerta principal cerrarse.

— ¿Sucede algo? –Preguntó Adam llamando mi atención— ¿Acaso te peleaste con él? –Dijo refiriéndose a David.

—N-no –Negué con la cabeza —Simplemente decidimos dejar de hablarnos- Eso se escuchaba tan horrible saliendo de mi boca. Desde el día que lo conocí nunca había pensado en la posibilidad que se convertiría en esto.

—A veces es para mejor Sara –Me palmeó la espalda animándome— Dejare de molestarte así que entra ya ¿Si?

No era tan fácil. David no había hecho nada en mi contra, se había mostrado tan amigable conmigo desde el comienzo y me hacía sentir culpable terminar algo que recién comenzaba a crecer.

Adam se marchó como si nada hubiera ocurrido, probablemente porque se sentiría celoso que mirara a otro chico que no fuera él o se creia lo suficientemente seguro que no volvería a pasar nada más con David. Cualquiera fuera de los casos, seguía siendo la mala de la película. Solté un largo suspiro, sabiendo que no había vuelta atrás, y regresé a mi departamento.

Habrán pasado tres días hasta que volví a tener noticias sobre mi primo. Con la distancia entre Hartford y Dartmouth tardaría al menos unas cuantas horas, así que tenía tiempo para preparar todo antes de su llegada. Apenas terminaron mis clases, me apresuré a salir antes que el movimiento en masa de los estudiantes me lo impidiera.

Claramente seguía escuchando a la gente murmurar a mi alrededor, rebajándome con la mirada o algunos mirándome con lastima, pero pretendía que no me importaba en absoluto mientras reía con Natalie y Adam caminando por los pasillos. Ninguno de ellos comprendería las horribles cosas que había tenido que soportar para llegar a Connecticut, un lugar tan lejos de casa y que me ofreciera su beca, tampoco lo baja que había alcanzado a ser mi autoestima con todo ese odio dirigido a mí.

Esperé un buen rato a que el autobus viniera  y apenas lo divisé a lo lejos, colgué mi bolso al hombro y me preparé a subir. Conseguí por suerte un asiento junto a la ventanilla y me apoyé contra esta, echándole un vistazo al sol que comenzaba a esconderse en el horizonte. De repente mi bolso empezó a vibrar como loco y cuando saqué el móvil descubrí que era un mensaje de Adam.

Solsticio de verano(1er libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora