Capitulo 30: Una llamada inesperada

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La última noche antes del examen, Natalie se había ofrecido a acompañarme en el estudio, además aprovecharíamos para tener  esas típicas pijamadas que hacíamos de niñas. En ese momento estábamos en mi departamento, sentadas en la mesa del comedor, rodeadas de libros, revistas, hojas, todo marcado con resaltador flúor y pegatinas sobre qué era lo más importante que debía estudiar. Por un lado Natalie organizaba los libros del primer examen mientras yo armaba resúmenes para que entrara la información a mi cabeza aunque mi mano ya estaba a punto de ceder, quien sabe cuantas horas llevaba escribiendo.

—Oye ¿No quieres que prepare un poco de café? –Me ofreció Nat señalando la cocina – Como va a ser una noche larga necesitaras combustible- Y soltó una risita, tras lo que había dicho.

—Gracias –Le agradecí con una media sonrisa —Y si puedes, llama al repartidor para que traiga unas pizzas.

— ¿No te cansas de la comida italiana? –Se burló marcando el número en su teléfono.

—Lo sé, lo sé…

Seguido a eso me reí de lo obsesionada que parecía con la comida italiana pero me era imposible evitarlo. Las pastas, salsas, e incluso las pizzas eran tan deliciosas, probablemente el trabajar tanto tiempo en el restaurante me había afectado demasiado. En especial en los últimos días que no había ido a trabajar, para poder enfocarme en los estudios, y ya extrañaba el olor del spaghetti recién preparado.

Seguía con el trabajo de repasar los temas que más me costaban y los que entendía lo suficientemente bien los dejaba a un lado de la mesa, tomándolos por hecho, con darles una releída ya estaría más que lista. Por otro parte Natalie ya habia terminado de acomodar y pasó a sentarse  en el sofá, con una buena taza de cappuccino entre sus manos mientras miraba el encuentro entre los Yankees de Nueva York y los Medias rojas de Boston, esperando a que llegara el repartidor pronto.

Entonces el timbre sonó y obviamente  como estaba atrapada entre tantos papeles, mi amiga fue a atender la puerta. Por el alto parlante se escuchó la voz de un joven avisando que estaba esperando abajo en su motocicleta con nuestro pedido y Natalie tomó las llaves a un lado de la puerta, avisándome que volvería enseguida. Mi estómago gruñía prácticamente como un león, el café que me habían preparado me lo había tomado en menos de dos segundos y ya quería probar un buen pedazo de comida para recuperar energías.

Apenas transcurrieron unos segundos de la ausencia de Natalie, escuché mí móvil vibrar sobre el mueble de la cocina, como pude me las apañé para salir del laberinto de libros y hojas que me rodeaba, lo tomé entre mis manos y atendí:

—Diga…-En la pantalla aparecia un “número desconocido” llamando, era un tanto extraño.

—Sara, es tu padre –Pronunció una voz ronca y grave del otro lado de la línea tomándome por sorpresa. Ese tono de voz era único…de verdad era él.

— ¿Q-que s-sucede? ¿P-porque llamas tan de repente? –Todo en mi comenzaba a fallar, mi cuerpo temblaba, apenas si podía sujetar el móvil, mi boca a duras penas formulaba una oración, el estar hablando con mi padre después de tanto tiempo revivía el dolor de nuestra pelea, de aquel golpe, la manera en la que se había enfadado conmigo. No aguantaría demasiado sin llorar y se notaba en mi voz a punto de quebrarse.

— ¿Preguntas porqué llamo? Tú deberías saber más que nadie porque querría llamar a la causa de tanta miseria en mi vida…-Y no supe cómo ni porque, pero adiviné porque decía esas palabras tan abiertamente. Estaba borracho, lo supe en el tono de su voz ronca, rasposa y pausada, dispuesta a decir todas esas cosas hirientes, incluso se podia percibir el olor a alcohol emanando de su boca.

Solsticio de verano(1er libro de la trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora