Capítulo 15

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Los cálidos labios de Vhalo se presionan sobre los míos de forma suave y titubeante. Parece temer mi reacción a su repentino acercamiento y por ello mantiene el beso tan ligero como la caricia de una pluma. Cuando se da cuenta de que no sólo no estoy huyendo, sino que además amoldo mis labios a los suyos y presiono de vuelta, lo que empieza siendo un inocente beso acaba convirtiéndose en algo mucho más intenso.

Sus manos se colocan a ambos lados de mi rostro mientras que se deleita con mis labios ligeramente húmedos. Su boca se abre e imito sus movimientos como si de un baile perfectamente sincronizado se tratara. Al sentir el contacto de su lengua junto con la mía emito un vergonzoso sonido desde la profundidad de mi garganta. Vhalo parece escucharlo y responde a él con un bajo gruñido que provoca temblores en mi interior.

Bruscamente, sus manos se trasladan a mis caderas y antes de que pueda darme cuenta nuestras posiciones cambian. Tumbada sobre la desordenada colcha naranja absorbo el calor de su inmenso cuerpo sobre el mío. Sus piernas invaden el espacio que queda entre mis rodillas ligeramente separadas mientras que, una de sus manos, agarra con fuerza un pedazo de sábana que asoma bajo la lana y, la otra se cuela por debajo de mi camiseta.

Amara —susurra en el pequeño instante en el que sus labios se separan para tomar aire.

Mi mente completamente en blanco ignora cualquier pensamiento que pudiese intentar detener este momento. La sensación de las ásperas yemas de sus dedos sobre la piel de mi vientre provoca un hormigueo incesante que me lleva agarrar su camiseta con fuerza y a acércalo más a mí. Su fuerte pecho se presiona sobre el mío y siento el ritmo de su corazón que late aún más rápido que el mío propio.

Sus dientes atrapan mi labio inferior y aprieta de forma muy leve. El acto juguetón provoca mi impaciencia al querer volver a sentir sus intensos besos y soy yo quien acaba atrapando su boca para continuar ansiosa con el baile. Después se retira de nuevo, pero esta vez no me hace desesperar, pues lo hace para dejar la impresión de sus deliciosos labios sobre la sensible piel de mi cuello.

El calor que siento me hace querer destruir las molestas y sofocantes prendas de ropa que me cubren. Tomo profundas bocanadas de aire con los ojos fijos en el oscuro techo de mi habitación intentando aplacarlo.

A su mano inmóvil bajo la tela se une la otra. Ambas se colocan a ambos lados de mi abdomen, con los dedos pulgares apuntando en dirección a mi ombligo, y empiezan a subir. El ascenso es terriblemente lento y con ellas arrastran la fina camiseta que se va doblando sobre sí misma. La piel que, centímetro a centímetro, va quedando al descubierto se torna de gallina al sentir el abandono de su tacto cálido como el fuego.

Besa la zona bajo mi barbilla e inclino la cabeza hacia atrás para proporcionarle más acceso. Sus dedos atraviesan el relieve levemente marcado de mis costillas y continúan subiendo hasta detenerse justo debajo de la redondez de mis pechos. El camino de besos desciende por mi garganta para continuar sobre el valle de mis senos. Arqueo la espalda sin poder contener la anticipación que invade todos mis sentidos.

En sus ojos hay una mirada depredadora que jamás había visto. Me observa como si fuese lo más impresionante que hubiese probado en su vida y eso me hace sentir llena de una emoción que todavía soy incapaz de descifrar.

Ambos volvemos a encontrarnos para otro beso apasionado. Nuestros labios se juntan y nuestras lenguas luchan por el control.

— Te deseo —murmura él entre besos.

A mil por hora, los latidos de mi corazón retumban en cada rincón de mi ser y sus palabras, un susurro ronco y bajo, los convierten en una sonata que parece no tener fin. Estoy a punto de contestar cuando se escucha un fuerte sonido procedente de algún lugar lejano.

Señora de los lobos © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora