Capítulo 16

102K 11.8K 1.1K
                                    

La calle que antes se llenaba de incitantes gritos y murmullos ansiosos, ahora se encuentra envuelta en un sumo silencio. Para mí no supone ninguna diferencia pues mi atención pertenece únicamente a Thomas quien todavía, afectado por la confusión, agarra su mandíbula dolorida.

— ¿Qué mierdas? —murmura con dificultad. Sus ojos, hasta ahora fijos en suelo, ascienden y se abren con sorpresa al reconocerme —. ¿Amara?

Un dolor intenso atraviesa mis nudillos, pero lo ignoro incapaz de centrarme en otra cosa que no sea él. Las ganas de lanzarme a su cuello y hacerle pagar por todo lo que ha hecho intoxican mi mente cargándola de ideas violentas. Sin embargo, la razón termina conquistando a la temeridad. Enderezo mi espalda y me posiciono con firmeza sobre la tierra cubierta de grava dispersa.

— Hola, Thomas —dejo salir mi voz con fingida calma —. Ha pasado un tiempo...

En todos estos meses he sido incapaz de olvidar sus pequeños y agudos ojos negros que al principio me parecieron curiosos, mientras que ahora soy consciente de la aguda astucia que esconden. Su nariz afilada que recuerda al pico de un loro exótico y las casi imperceptibles pecas que cubren su pálida piel.

— He escuchado que habías conseguido volver...

— Sí —lo interrumpo —. Estoy segura de que no esperabas que eso llegase a pasar.

Su mandíbula, que ha comenzado a adquirir una coloración rojiza por el fuerte golpe, se tensa al escuchar mi insinuación.

¡Amara! —mi padre aparece entre la pequeña multitud. La preocupación llena su rostro cuando ve a Thomas todavía tirado frente a mí —. ¿Qué está pasando?

— Sólo estaba saludando a un viejo amigo —respondo sin ni siquiera mirarlo.

Los murmullos no se hacen de rogar pues quién saluda a un conocido dándole un puñetazo.

— Mira, Amara. No sé cuál es la razón por la que me has golpeado, pero...

— ¡Vaya! ¿No lo sabes? —río con desgana —. Eso es gracioso.

— Sé que ha debido de ser difícil, pero tal vez deberías volver a casa —su vista se desplaza entre los cazadores que nos observan claramente preocupado por lo que pueda decir.

Lástima que me importe una mierda.

No me molesto ni siquiera en decirle que no tiene ni idea de lo difícil que fue darme cuenta de que no podía confiar ni siquiera en él.

— ¿Para qué, Thomas? ¿Para que puedas seguir mintiendo?

Esto hace que su mirada se endurezca y la sombra de sus verdaderos colores se vislumbre en su profundidad.

— ¿De qué hablas?

— Hablo de ti mintiéndole a todo el mundo sobre lo de ver un lobo esta noche

Lo que antes era mera confusión por el hecho de encontrarse por primera vez conmigo después de tanto tiempo, termina creciendo sin poder darle ningún sentido a mis acusadoras palabras. Haré lo que haga falta para que los cazadores desistan de sus intenciones de acabar con los lobos. La mentira es un juego al que yo también se jugar.

— ¡Es cierto! —insiste mirando a todos a nuestro alrededor —. Vi un lobo blanco merodear por los alrededores y tú también lo hiciste. Tú y tu novio lo visteis desde mucho más cerca que yo.

Amara, ¿es eso cierto? —pregunta mi padre con mirada severa.

Oh, querido Thomas. Intentar envolverme a mí ha sido un tremendo error.

Señora de los lobos © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora