Capítulo veintiuno

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Al siguiente día, Millie había olvidado casi sus últimos momentos del día anterior, pues cuando abrió los ojos y se encontró en la habitación de Wyatt no encontró alguna explicación lógica para saber el porqué se encontraba ahí, hasta que reviso los mensajes de sí celular fue así que logró recordar algo.
Tal vez pensó que Wyatt estaría al lado suyo, sin embargo su amigo no estaba ahí, se encontraba en el piso aún durmiendo.
Era demasiado para ella estar despierta a esa hora, pero si quisiera reconciliar el sueño le iba a costar mucho, así que decidió no intentarlo.
Se levantó de la cama y se dirigió a Wyatt para despertarlo.

--Wyatt --susurro ella y el no reaccionó-- ¡Wyatt! --alzó su tono de voz un poco más-- ¡Olaf! --gritó y de inmediato reaccionó.

--¿¡Cuántas veces tengo que pedir que no me llames Olaf!? --se quejó.

--Lo siento --bajo la mirada-- no despertabas.

El miró su despertador con los ojos entrecerrados.
--¿No crees que es muy temprano?

--Si... --regresó a la cama de su amigo y el permanecía en el suelo-- pero ya no pude dormir y me estaba aburriendo.

--Está bien --se levantó del suelo y estiró sus brazos-- ¿que harás hoy?

Se quedó callada un momento mientras recordaba sus planes en mente.
--Pues iba a regresar a casa y sólo eso, planeó morir en mi desgracia.

Wyatt soltó una carcajada muy fuerte mientras que Millie lo miraba con desprecio. ¿Qué tenía de divertido quedarte todo el día encerrada en tu cuarto con tu depresión?
--Lo siento --murmuró el-- es que eres una exagerada...-- sonrió y nuevamente no pudo evitar reír-- ¡eres drama!

Millie hizo una mueca y torció los ojos.
--Cállate Jess, tu eres el mismo caso.

Wyatt decidió no responder al comentario de Millie y únicamente sonrió. Hacia mucho tiempo que no estaba con su mejor amiga, ambos se hacían felices uno al otro; sin duda era una amistad que cualquiera desearía tener.
Después de un rato charlando, decidieron bajar a desayunar, la madre de Wyatt aún permanecía durmiendo. La casa de los Oleff probablemente era una de las más grande y bonitas en las que Millie ha estado, con tan sólo decir que el tamaño de la habitación de Wyatt era casi el comedor de Millie, en esa habitación, había una puerta de cristal que por lo general siempre estaba cubierta con una cortina blanca para que nadie la viese, esa puerta daba salida a una pequeña colina descuidada, pues la gran parte del pasto estaba seco y había una banca de roca que pareiera estar ahí hace unos cien años, pues las enredaderas habían invadido parte de las esquinas de esta y eso le daba un toque especial. Desde aquel lugar a podía observar la parte boscosa del vecindario de Wyatt, parte de la ciudad y en la noche se iluminaba completamente por las luces de casas, edificios y especialmente el cielo lleno de estrellas.
No le permitía a cualquiera salir a ver aquel paraíso, pues era algo muy importante que casi lo consideraba un secreto tener el privilegio de aquella vista. Únicamente habían dos personas en su vida a las cuales dejó ver aquel paisaje bellísimo: Millie y Jaeden, ni siquiera Sophia era lo suficiente para que pudiera apreciarlo, aún no estaba listo. Tal vez eso era lo que hacía especial la casa de los Oleff.
Al terminar su desayuno decidieron dirigirse al lugar a sentarse un rato antes de que Millie se retirará.

--Es impresionante --comentó Millie-- ¿Por que no dejas que nadie más lo vea?

El alzó los hombros a pesar de que respondería su pregunta.
--Este lugar tiene algo especial para mi. No es porque sea secreto, es que tiene un significado especial, y sólo la gente especial puede verlo.

Le costó tiempo saber si era correcto hacer aquella pregunta, pero no perdía nada.
--¿Qué tiene de especial?

Tardó unos segundos en responder, confiaba en Millie y sabía que ella no diría nada.
--Mí abuelo hizo este espacio especialmente para mi, antes de que yo naciera...-- respiró profundamente un momento y siguió hablando-- antes de que el muriera.

Fake Love | fillie; [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora