Harry's the Type of Daddy K. -h.s-

No. 64 "Tempted"

Harry es el tipo de Daddy que...

Tu P.O.V

"¿Acaso tu madre no te ha dicho que una chica como tú no debe llevar una falda así?" La voz del hombre al que he estado fantaseando tanto se hace presente.

Cierro los ojos con fuerza, intentando mantenerme en la realidad y giro sobre mi propio eje para encararlo.

"Señor Styles, hola". Una sonrisa tuerce sus labios al escucharme decir aquello.

"¿Ahora nos hablamos de usted?" Forma sus labios en lo que parece ser un puchero, y enarca una ceja. "Vale, me gusta que me llames así".

Comienza a acercarse a mí, entre más cerca se encuentra, más incrementan mis nervios. Siento la respiración atascada en mi garganta, y la ansiedad derribando la poca cordura que me queda.

Entrecierra sus ojos a mi dirección, casi como si me estuviese estudiando. "¿Por qué finges desinterés, ángel? ¿Sabes? No lo soporto". Niega con la cabeza mientras comienza a caminar de nuevo a mi dirección. "No soporto tener que hacer de oídos sordos cuando las paredes son tan delgadas en esta casa y lo único que escucho en la madrugada es a alguien llamándome para ser complacida". Trago duramente por aquello que ha dicho, sin poder hablar siquiera, solo retrocediendo cada que da un paso más a mí. "Dime qué es lo que quieres de mí, porque me estás volviendo loco. Me estás tentando a pecar, ángel".

Mi cuerpo choca contra la pared de la habitación. Son las dos de la madrugada y la mayoría está dormido, excepto nosotros.

Aún llevaba la falda que había usado ese día y por estar leyendo toda la noche se me ha olvidado por completo quitármela, es por eso que ahora, el señor Styles recorre su vista por la desnudez de mis piernas, poniéndome cada vez más nerviosa.

"Y-yo...yo no quiero nada, en serio". Me cuesta hablar con claridad, el temblor en mi voz se hace presente y aquello parece gustarle. Le gusta ponerme de esta forma.

Su cuerpo finalmente se presiona contra el mío, provocando un silencioso gemido salir de mí.

La punta de su lengua recorre la carnosidad de sus labios carmesí, y mi mirada cae al instante en ellos. "¿Estás segura de eso?" Enarca una ceja. "He visto como me miras, pequeña. Y sé que estás mintiendo".

Su mano acaricia mi mejilla, y hace su camino hasta la desnudez de mi cuello. Comienza a acercar sus labios a mi oído, y susurra; "Dile a Daddy qué es lo que quieres".

Siento cómo poco a poco mis bragas comienzan a humedecerse por lo caliente que es. Su tono ronco contra la sensibilidad de mi piel, reacciona casi de inmediato en forma de un estremecimiento. Y es ahí donde su dedos se enrollan en mi cuello, mientras su pulgar alza de mi mentón, obligándome a verlo a los ojos.

Sus labios a escasos centímetros de los míos, mientras su aliento a menta golpea contra mí. Su mirada viaja desde mis ojos hasta mis labios, y me siento más vulnerable que nunca.

Se acerca más, haciendo que sus labios y los míos se rocen en el acto. "¿Qué es lo que quieres?"

No pretendo alejarlo, no quiero. "A ti".

Frota sus labios con los míos, provocándome, haciendo que me sienta más y más ansiosa. Cuando siento que voy a perder los estribos, él susurra contra mí; "Bien". Y sin más, me besa.

Pegándome más contra la pared, mientras que su mano alrededor de mi cuello hace que tenga el control total de mí. A su merced. Necesitada. Él, tan agresivo, tal como me lo esperaba.

(...)