Mi patético primer novio

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-Mamá.

Alcé la vista de mi libro hacia Jack.

Él se acercó al sofá, donde estaba leyendo.

Rupert descansaba arriba, y Madeleine estaba haciendo sus deberes.

-¿Qué pasa?

Miró la punta de sus pies con un poco de vergüenza.

-Sé que papá acaba de llegar, pero... Quiero hablar con él, mami.

A veces olvidaba que era sólo un niño.

-Está haciendo reposo...-Dije.-Por eso estoy leyendo aquí.

-Mmm...

Jack se sentó a mi lado.

-Pero...

-¿Cómo te está yendo con tu hermana?

Inmediatamente sonrió.

-Es una latosa. Y la adoro. Es genial, mamá.

Sonreí y revolví su cabello pelirrojo.

-Supongo que puedes subir a hacerle compañía a papá. Pero sólo si me prometes que, si está durmiendo, no vas a despertarlo.

Asintió.

Dejé el libro sobre el sofá, marcando cuidadosamente la página por la que iba.

-Ven.

Tomé su mano y subimos las escaleras. Él miró extrañado a su alrededor y recordé que no había estado allí aún.

Toqué la puerta del cuarto de Rupert.

-Pase.-Oí su voz desde adentro.

Abrí y entré. Jack se quedó bajo el marco. Rupert estaba acostado del lado izquierdo de la cama, el que siempre en mi colchón estaba vacío.

Traté de ignorar eso y me senté a su lado.

-¿Estás cansado? Estoy preparando la cena.

-Estoy bien.-Dijo tomando mi mano y sonriendo.

-Genial. ¿Crees que puedas hablar con Jack unos minutos? Quiere conocerte y...

-¿Qué clase de pregunta es esa?-Dijo sonriendo.-¡Me encantaría! ¡Ven aquí, hijo!

Jack rió y entró a la habitación. Me levanté de la cama para dejarlos a solas.

Rupert estiró los brazos hacia él y lo abrazó.

-Vi tu habitación hoy. Me pareció increíble.-Comenzó a decir con una sonrisa.-¿Te gustan los videojuegos?

Jack asintió dando dos cabezazos.

-Es genial. A mí también. Quizás podamos jugar juntos...

Salí del cuarto y bajé las escaleras.

-Mamá... Necesito ayuda con la tarea.

-Enseguida voy. Déjame que saque la cena del horno para no incendiar la casa.

Oí una risa y me metí en la cocina a sacar lo que había preparado. Puse la mesa y entonces me dirigí a la habitación de Madeleine.

-Sí, hijita. Dime.

-Tengo que hacerte una encuesta sobre qué hacías cuando eras adolescente.

Sonreí.

-Vamos a la mesa para que no se enfríe la cena, ¿te parece? Puedes hacerla mientras comemos.

Ella asintió y besé su frente.

Las dos nos sentamos a cenar y llamé a Jack. Él siempre bajaba corriendo cuando se trataba de comida. Por eso me sorprendió que gritara:

Reencuentro [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora