Confesiones de madrugada

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Me desperté de repente porque se encendió la luz de la habitación. Bostecé y miré mi reloj. Las tres de la madrugada. Fruncí el ceño y miré a Rupert, que parecía llevar despierto un buen rato... O no haber siquiera dormido esa noche.

-Rupert, son las tres de la mañana. ¿Qué pasa? ¿Necesitas algo?

Me acarició la barbilla.

-¿Quieres ir al baño? ¿O que te traiga un vaso de agua?

-Necesito hablar contigo.

-Oh.-Murmuré aún algo dormida, abrazándome a su cuerpo y oliendo suavemente su piel.-Podemos hablar mañana. Es muy tarde. Duerme.

-Esto no puede esperar.

Suspiré y me pasé una mano por el rostro.

-De acuerdo. Pero, ¿te importaría apagar la luz?

-Emma.-Rupert tomó mi rostro y suspiró.-Esto es de verdad muy importante.

Al verlo tan serio, no pude evitar pensar en que probablemente fuera cierto. Se veía muy preocupado. Y si no había dormido por eso...

-Está bien.-Dije esforzándome para mantenerme despierta.-Dime de qué se trata.

Rupert suspiró otra vez y alzó las mantas para mostrarme su bota ortopédica.

-Tiene que ver con esta maldita cosa.

-¿La bota?

-Mi pierna.-Dijo él mirando fijamente el techo.-Mi maldita pierna.

Busqué su mano y la entrelacé con una mía.

-No pasa nada. ¿Qué hay de malo con tu pierna?

Para mi sorpresa, Rupert soltó mi mano.

-¿Recuerdas que la semana pasada fui solo al médico? Cuando Maddie estaba haciendo reposo en el hospital por su alergia a las abejas.

-Sí. Te dijo que todo estaba bien y que podrías volver a caminar esta semana.

-No me dijo eso. Te mentí.-Murmuró él con un suspiro.

Parpadeé con sorpresa.

-¿Me mentiste? ¿Por qué?

Él no respondió esa pregunta. En cambio, volteó a verme y noté sus ojos llenos de lágrimas.

-El médico me dijo que los resultados de la radiografía no fueron nada buenos.

Acaricié suavemente su cabello revuelto, acomodándolo sobre su frente.

-¿A qué te refieres con eso?

Rupert tragó en seco.

-Cuando me quebré, el médico supuso que el hueso se había partido en dos. Lo que usualmente ocurre... Pero se partió en tres. Un pedazo está atrapado y oculto detrás de la rodilla. Sin él, la pierna no va a curarse jamás.-Volvió a suspirar.-Lo detectó recién la semana pasada y me dijo que tengo que hacerme una operación para recuperarme del todo.

Acaricié su mejilla con dulzura tratando de calmarlo.

-Saldrá bien. No tengas miedo.

-Han pasado meses desde el accidente. El hueso debería haber sido operado ni bien ocurrió. Operarlo ahora podría... Traer consecuencias desagradables.

Sentí un escalofrío e instintivamente apreté las uñas contra las palmas de mis manos.

-¿Qué tipo de consecuencias?

Rupert dejó escapar un sollozo.

-Si la operación no resulta, tendré que usar silla de ruedas por el resto de mi vida. En el mejor de los casos, muletas. No podré volver a caminar.

Reencuentro [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora