¿Cómo habrá salido la operación?

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Suspiré nerviosa y comencé a girar el anillo en mi dedo. Mi... Mi novio estaba adentro de esa sala, quizás sufriendo una operación en vano... Y no podía hacer nada para ayudarlo.

Llevaba bastante tiempo en el pasillo del hospital. Me había despedido amablemente de él con un beso antes de salir para que los médicos pudieran operarlo.

Suspiré y me tomé la nuca con desesperación. No quería aparentar pesimista ni asustada frente a Rupert. Pero estaba de verdad preocupada.

Sin previo aviso, el doctor salió de la sala.

-Señorita Watson. La operación concluyó.-Dijo.

Me puse de pie de inmediato, preocupada.

-¿Y?

-Bueno... No sabemos. Hemos hecho lo posible para que sea exitosa y lo fue. Pero la recuperación depende del paciente. Recomiendo cero movimiento de la pierna por ahora, y debe regresar a quitarse los puntos en unos días.

Me invadió la ira. ¿Cómo habían podido cometer semejante equivocación? Ahora Rupert debía pagar las consecuencias.

-¿Se da cuenta de que quizás le ha arruinado la vida por un error suyo?

-Sí. Pero no ha sido a propósito, de verdad. El hueso roto estaba tan bien oculto que no hemos podido verlo. Y no notamos que faltaba un trozo.

Suspiré y me froté las sienes haciendo acopio de paciencia.

-¿Cuántas probabilidades hay de que vuelva a caminar normalmente?

-Diez por ciento. Esta operación debió hacerse hace meses.

-¿Tengo que recordarle por qué no se hizo a tiempo o comprende usted que es por su incompetencia?

-Todos los médicos cometemos errores. Somos humanos. No he querido darle falsas esperanzas a su novio, señorita Watson. Pero es muy probable que esa pierna no se cure adecuadamente y pierda la movilidad. Quizás si la amputara y se pusiera una prótesis...

-Ni de broma.

Suspiré profundamente otra vez.

-¿Cuándo puedo entrar a verlo?

-Lo moveremos a una habitación común y podrá ir. Una cosa más.-Dijo mirándome.-El paciente... No podrá tener relaciones sexuales durante los meses que deba inmovilizarse. No debe hacer ningún tipo de esfuerzo y...

-Entiendo.-Dije molesta volviendo a sentarme.

Pediría un cambio de médico de cabecera enseguida. Dentro de lo posible, por uno que sí supiera lo que hacía. Pero primero tenía que ir a buscar a mis hijos a la escuela.

Me levanté ignorando al doctor y me dirigí a mesa de entrada.

Le expliqué la situación a la secretaria y le dije que por eso que quería un cambio de doctor para Rupert, aunque conociera menos al paciente o lo que fuera. Ella me prometió que buscaría otro de inmediato.

Le agradecí y salí rumbo a la escuela de Jack y Madeleine, que por suerte quedaba a pocos minutos de allí.

Estacioné el coche frente al Instituto Kim Peek y suspiré profundamente al ver a todos los niños corriendo en el jardín. Desearía poder volver el tiempo atrás para ver crecer a Madeleine y Jack junto al hombre que amaba.

Iba a bajarme para buscarlos, pero oí que sonaba la campana para que formaran en el patio. Bajé la ventanilla y sonreí al ver que todos formaban. Los mellizos eran de los últimos en la fila, ya que eran muy altos.

Reencuentro [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora