No sabía que hoy fuera sábado

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-Emma.

Estaba desnuda. Alguien me besaba la espalda y los hombros con cariño.

Volteé hacia Rupert. Me sonrió y me dio un beso en la frente.

-Buenos días.

Rodeó mi cintura con sus brazos y besó la base de mi cuello. Oh, cuánto amaba que hiciera eso.

No pensaba irme a ninguna parte en tanto pudiera despertar desnuda a su lado. O simplemente despertar con él.

Sus ojos verde-grisáceos se fijaron en los míos. Mis rodillas temblaron.

-Qué linda te ves hoy.-Murmuró acariciando mi mejilla.

Me sonrojé y enterré mi rostro en su pecho.

-Me quedaré a vivir contigo.

Él siguió acariciando mi nuca como si le hubiera dicho una frase cualquiera. Pero su corazón se aceleró.

-Comprende que serán muchos cambios.-Advertí.-Las dependientas de las tiendas ya no van a coquetear contigo.

Rupert frunció el ceño.

-¿De qué hablas?

-Madeleine me dijo que eso hacen.

-Oh, sí.-Sonrió divertido.-Los guapos padres solteros somos codiciados. Pero no te preocupes. Sólo tengo dos ojos, y son para la mujer más hermosa del mundo y madre de mis hijos, por cierto.

Me sonrojé.

-No puedo creer que esté por decir esto.-Murmuré pasando un dedo por su pecho.-Pero como otra mujer vuelva a coquetear contigo...

Rupert me sonrió con calidez.

-Sólo la ignoraré.

-Mmm...

-Excepto que se trate de ti.

Sonreí. Tomé su mano y él me hizo acostarme sobre su pecho.

-Voy a leerte un poco.-Susurró buscando algo en su mesa de noche y sacando el libro que me había hecho comprarle.-Aún no lo acabo. Suelo leer lento y no estoy acostumbrado a hacerme cargo de dos individuos chillones en lugar de uno.

Reí.

-Deja de decir tonterías.

Rupert abrió el libro por la primera página y carraspeó. No pude dejar de pensar en que estaba muy guapo con el cabello pelirrojo revuelto y su expresión concentrada.

-"'El sexo muere a los treinta', dice un antiguo refrán, haciendo referencia a que durante ese período las parejas comienzan a tener problemas y el sexo pasa a segundo plano. Puede darse por diferentes motivos: los hijos, el matrimonio o también una pelea."-Me encantaba oír su voz cuando leía.-"Pero lo cierto es que esta concepción es errónea. Nadie dice que el amor en una pareja muere a los treinta. O que la química lo hace. Nadie dice que a los treinta la vida se acaba. Porque no lo hace. El amor no se acaba, y, por tanto, tampoco debieran hacerlo las relaciones en la cama. El sexo libera hormonas de placer y suprime problemas de la adultez como el estrés, la preocupación o la irritación. Es un elemento útil para afianzar el vínculo en la pareja. No deje que los treinta signifiquen el fin de la diversión. El sexo no muere a los treinta."

Acaricié su pecho con dulzura y le sonreí.

-Me gusta oírte leer. Lo había olvidado.

Sonrió y me besó la frente.

-Podemos repasar un libro un poco más excitante luego, si quieres.

-Mmm... Me gustaría.

Su boca se curvó en la sonrisa más deliciosa que podría haberme dirigido.

Reencuentro [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora