Reencuentro [Grintson]

Tienes crema en la nariz

-¡Feliz cumpleaños, queridos Jack y Maddie! ¡Feliz cumpleaños a los dos!

Reí cuando los niños soplaron las velas de su tarta al mismo tiempo. Llevaba toda mi vida queriendo ver ese momento, los dos compartiendo su día especial. Juntos.

Corté la tarta para comenzar a repartir las porciones entre los invitados.

Rupert, que había permanecido sentado a un costado toda la tarde, me llamó y me acerqué a él con un dedo cubierto de crema pastelera.

-Está delicioso.-Dije.-No porque lo haya hecho yo, claro. ¿Quieres probar?

-En unos minutos. ¡Emma, quiero una foto familiar! Llevamos meses viviendo juntos y no nos hemos sacado ninguna.

Eso era cierto. Desde que él se había accidentado, ni a los niños ni a mí se nos había ocurrido sacarnos una fotografía todos juntos, como debía ser.

-Tienes razón. Ya me ocupo.

Sonreí y me acerqué a Bonnie, la fotógrafa oficial, que, libre de embarazo, disfrutaba mucho con su cámara nueva.

Ella nos hizo acomodarnos detrás de la mesa, donde hacía unos segundos estaba la tarta. Rupert se sentó frente a lo poco que quedaba de ella y los mellizos se pararon a mi lado. Apoyé mis manos en sus hombros y los cuatro sonreímos para la fotografía. Aunque técnicamente éramos cinco los que salíamos en ella. Los mellizos no lo sabían aún.

Jack y Madeleine se fueron a jugar con sus amigos, y Rupert me tomó la cadera para besarme el vientre. Bonnie nos fotografió en ese instante, y sonrió.

-Mamá se pondrá muy contenta cuando se entere.-Comentó acercándose a los dos.

-No puedes decirle a nadie.-Dijo Rupert.-Sólo sabes tú. Ni siquiera se lo hemos dicho a los niños.

-Estamos esperando a que el bebé tenga el tamaño suficiente para asegurarnos de que será un embarazo llevado a buen término.-Añadí.

Sabía lo mucho que los dos deseaban un hermanito, y si luego le ocurría algo sería demasiado difícil para ellos.

Bonnie sonrió.

-No diré nada, su secreto está a salvo conmigo.

Corté un trozo de tarta para ella y otro para Rupert, que ni bien probó el primer bocado, comenzó a devorarlo con avidez.

-Sí que está delicioso.

Le golpeé la mano para que dejara de comer como un cerdo.

-No se habla con la boca llena. No tienes diez años, compórtate.

Él rió cubriendo su boca con el dorso de su mano y tomó un tenedor.

-¿Mamá y papá ya saben lo que en realidad pasó con ustedes?-Preguntó Bonnie conteniendo una risa.

-No. Siguen creyendo que salimos desde hace meses.-Dijo Rupert esforzándose por tragar de a menos cantidad.

-Será mejor que siga así.-Me encogí de hombros.-A ellos los tiene felices creer eso. No hemos querido decirles la verdad para no decepcionarlos.

Julie y Mark estaban en el sofá jugando con Samuel, que tenía casi tres meses.

Daniel se nos acercó. Llevaba a Paul colgado de su espalda, gritando "¡A la carga!", mientras Peter corría entre sus piernas golpeándolas con una espada de plástico. Bonnie rió.

-Me parece que necesita mi ayuda. Con permiso.

Reí y me senté junto a Rupert. Él me apoyó una mano en la rodilla.