No me gusta que me beses

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-Es muy sencillo. Tú siéntate y apoya la pierna afuera de la ducha para que el yeso no se moje.

-No es tan sencillo, créeme, Dan y yo intentamos hacerlo así y no funcionó...

-Yo haré que funcione.-Insistí.

Rupert se encogió de hombros y se sentó en la bañera, sobre un taburete de plástico.

Sacó la pierna enyesada y la apoyó en el suelo.

Abrí el agua de la ducha, que cayó sobre él, empapándolo.

-No puedo sacarme la ropa interior con un pie afuera.

-Claro que sí.-Dije con terquedad.

Se encogió de hombros y cerró la cortina.

Por si acaso, yo tenía mi bañador puesto.

-Voy a tratar.-Dijo.

Oí que el asiento de Rupert se movía con brusquedad.

-Me caigo... ¡Ayuda!

Y entonces un golpe. Entré de inmediato, preocupada.

Rupert estaba de espaldas en el piso, con expresión adolorida. Lógicamente no podía pararse. El taburete se había caído y estaba en el piso.

-Oh, no.-Me arrodillé a su lado.-¿Te hiciste daño?

-¿Qué clase de pregunta es esa?-Protestó acariciándose la nuca.

-Lo siento, fue una pregunta tonta.

Tomé sus hombros y logré que se sentara.

Para que se pudiera poner de pie, no tuve la misma suerte. Una pierna colgaba fuera de la bañera y no podía moverla, y la otra no podía soportar todo su peso. Comencé a sentirme desesperada.

-De verdad lo siento.-Dije acariciando su rostro.-¿Dónde te duele?

-Estoy bien.-Dijo tercamente.

Tomó mi rostro y me sonrió, aunque hizo una mueca enseguida.

-Debí hacerte caso.-Dije acariciando sus hombros descubiertos.

-Y yo debí suponer que no lo harías.-Rió.

Lo abracé suavemente.

-Te ayudaré a bañarte. Quizás cuando pase un poco el dolor, puedas ponerte de pie.

Asintió y busqué el jabón en algún estante de la ducha.

Pensé en dárselo, pero cambié de parecer cuando lo vi. Había cerrado los ojos y miraba hacia arriba, las gotas de agua cayendo por su nariz y su cuerpo.

Me sonrojé al notar que lo observaba fijamente y comencé a enjabonarlo sin decir una palabra.

Él abrió los ojos, pero traté de ignorarlos.

Acabé en pocos segundos y la lluvia se ocupó de terminar de limpiarlo. Luego le puse shampoo en su cabello rojizo. Era tan sedoso como lo recordaba.

-Emma.

Rupert tomó mi mano con cuidado y situó la otra en mi cintura. Se dejó caer de espaldas y me acosté sobre su cuerpo delicadamente.

Entrelazó nuestros dedos y supe que iba a decirme algo importante.

-Los niños tienen un plan secreto.-Murmuró sonriendo.-Los oí hablando de eso hoy. Al parecer el cambio de escuela es parte de algo más. ¿De casualidad no sabes de qué se trata?

Sus ojos verde-grisáceos me escrutaron con curiosidad y sentí que mi cabello caía alrededor de nuestros rostros.

Me acerqué a él. Por alguna razón, me negaba a hablarle del plan de los niños. Porque cuando no funcionara y ellos se dieran por vencidos... Algo podría salir mal. No estaba enamorada de él, y no quería ilusionarlo, ni a los mellizos.

Reencuentro [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora