Yo te necesito

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-Estas son excelentes noticias.-Dijo el médico examinando las imágenes de la radiografía.-Los tejidos se repararon casi por completo. Excepto por uno debajo de la rótula.-Murmuró con desaprobación.-Producto de estar mucho tiempo en pie. Pero ahora podemos quitarle el yeso y hacerle una tablilla inmovilizadora. Podrá caminar con esta bota especial. Nada de carreras, por supuesto.

Rupert negó con la cabeza y sonreí.

-A ver, venga aquí.

Por unos minutos, ninguno habló, concentrados ambos en lo que el médico hacía.

-Pruebe ponerse de pie.

Rupert obedeció, aunque le costó un poco, y apoyó su planta por primera vez en más de un mes.

-Puedo caminar.-Celebró.-¡Em, puedo caminar!

Sonreí y se acercó a mí tambaleándose como un niño que apenas da sus primeros pasos.

Me envolvió con sus brazos y sonrió.

-¡Viva!

Reí y me puse de puntillas. Él me robó un beso de los labios y sonreí.

-Cuánto me alegra ver que estás mejor.

-Gracias.-Sonrió.-Puedo caminar, puedo caminar, puedo caminar...-Canturreó dando vueltas por el consultorio.

-Discúlpelo. Es algo infantil.-Dije al doctor, que parecía divertido.

Rupert me rodeó toscamente con sus brazos por detrás y me besó una mejilla.

-Aún tiene que tener cuidado.-Advirtió el doctor.-El hueso no acabó de sellarse por completo. Está débil. No trate de hacer movimientos bruscos ni dolorosos.

-¿Y en la cama?-Preguntó Rupert, que, como siempre, tenía la cara hecha de piedra y cero sentido de la vergüenza.

-Ya se lo he dicho. Deje que ella haga el trabajo, y que no se siente sobre su pierna.-Respondió el médico sin prestarnos mucha atención.

Rupert sonrió y golpeé su muñeca a modo de protesta silenciosa.

-Podrá ser más independiente de ahora en adelante. Puede caminar todos los días unas cuadras, siempre despacio.

Rupert y yo nos miramos unos segundos. Sabía que pensábamos lo mismo: si él podía llevar caminando a Madeleine a la escuela, cocinarse y hacer todas las tareas... Ya no me necesitaba.

Sentí que la buena noticia se amargaba de repente. No me necesitaba.

No había pensado seriamente en qué cosa haríamos cuando él mejorara.

-...Y evite hacer esfuerzo.-Estaba diciendo el doctor en ese momento.-Es todo.

-De acuerdo. ¿Qué haré con el trabajo?

-Aún no puede ir, no cuando tiene que subir y bajar papeles pesados todo el tiempo, ya le dije que el hueso está débil.

-Muy bien.-Dijo él pensativo.-De acuerdo.

***---***---***---***---***

Aquella noche, mientras Jack, Madeleine y Rupert acababan de comer su postre, comencé a empacar mis cosas.

Tenía la garganta anudada y no quería hablar del asunto con nadie. No les diría a los niños. No los separaría otra vez, lo había prometido.

Oí que Madeleine se despedía y subía a dormir, y que Jack hablaba unos minutos más con Rupert antes de despedirse también.

Los echaría mucho de menos.

Tragué en seco y guardé un poco más de ropa en la maleta.

-Em, no adivinarás lo que... ¿Qué estás haciendo?

Reencuentro [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora