La mañana de la mansión Hat tenía de todo. Gente corriendo, órdenes a gritos, risas maníacas.
Todo, menos paz para los empleados, pues debieron despertar y llegar muy temprano para ayudar (de hecho, el mensaje que Flug les envío a todos precisamente a las 5:46 am, fue la razón por la que aparecieron tan rápido, temiendo de otra emergencia).
Todos los presentes atendían por partes el gran laboratorio, unos armando el taladro y otros la maquinaria a la que se iba a añadir.
—¡Pongan atención al filo, no nos vayamos a atascar!
—¡Ya lo sabemos, Flug! —gritó Clark alterado.
Oh sí. Todos eran comandados por un pobre doctor que tenía en mano una taza de café cargado sumándole que, a escondidas de la pelirroja sirvienta, le echaba un poco de energizante para aguantar. El doctor temblaba levemente mientras caminaba de monitor en monitor para asegurarse de que los planos estuvieran bien, y todos trabajaran.
Fijó su mirada zafiro en el motor del taladro que conectaba con el vehículo, donde Jin trabajaba con los circuitos, siendo el único de toda esa alborotada gente que yacía calmado.
Parecía estar en su propia atmósfera, conectando cables, pelando otros y ajustando circuitos tan fácilmente como si de silbar se tratase. Algo nato del sátiro. Se tomaba su tiempo sentado junto al taladro y luego caminaba lentamente al motor de la maquinaria para conectar u arreglar más circuitos.
El rubio humano desvió su vista a los demás, que a pesar de trabajar rápido. Parecían tener un propio ritmo que les aportaba calma, hasta está seguro de haber escuchado a algunos de sus empleados reír por algún chiste de Clark; que él junto a Louise también ayudaban a pesar de que les fuera aún difícil moverse.
El científico miró luego su taza, observando como el color casi negro del café borboteaba levemente por esas bebidas deportivas. Dejó la taza a un lado y se dispuso a ver algunas armas, por las dudas.
—¡Flug! ¡Quiero ayudar! —sonó la chillona voz de la chica lagartija al lado del de bata, zarandeándolo. Pero él seguía inmutable.
—Ahora no, Pony. Tú actitud puede alterar a todos. —declaró. Alejando rápido el café de ella, no quería que bebiera una gota de ese líquido porque terminaría por destruir todo con su anormal hiperactividad.
—No creo que puedan estar más agitados que ahora. —señaló con burla. Para ella todos parecían ser hormiguitas que intentaba reconstruir su montículo de arena que alguien destruyó accidentalmente. Rió suavemente.
—Demencia. No. Ahora eres una molestia para el plan. —soltó ya sin paciencia—Ve afuera a ver si ya puso la marrana.
La iguana humana soltó un gruñido algo malcriado. Pero igual obedeció su orden, llevándose a la fuerza al gran oso azul consigo lejos de las puertas del laboratorio.
El oso rugió levemente en confusión a ella.
—No estaremos donde no nos quieren, 505. —aseguró, a paso firme. Ya en el pasillo de la mansión roja y negra—¡Vamos afuera a pegarnos con palos! —animó.
Y aún con las súplicas y luchas del animal por ir en su dirección contraria, ella logró arrastrarlo sin problema hasta el patio.
Demencia miró el cielo sin nubes con calma. Luego giró a observar con recelo hacia el techo de la casa. Sabiendo que el gato había desaparecido del terreno el mismo día en que Black Hat fue secuestrado.
Se sentó en el suelo verde, que contrastaba con la mansión por ser tan fértil y lleno de grama y arbustos; abrazando sus piernas cohibida.
A su lado chocó suavemente un bate de madera, y miró de reojo al oso azul que cargaba otro. El animal la veía algo confundido.
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▶Consecuencias◀ [PaperHat]
FanfictionEl reconocido villano Black Hat, pese a su aires de despreocupe y gusto por asustar a los empleados; es una persona que se estresa y frustra demasiado, bien sea por los inventos fallidos, los fastidiosos clientes, entre otros. No haya forma de distr...