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—¿Cómo sientes esta tela, jefe?

—Me veo gordo... 

Roxy soltó una risita.

—Es de esperarse, señor. Pronto cumplirá siete meses. —alegó ella.

Llevaban dos horas buscando y rebuscando buenos conjuntos que no incomodaran a Black Hat con la textura u forma.

—Esto ha sido algo frustrante... —murmuró al rato. Cuando acomodaba lo que había decidido usar para su cita.

—La belleza duele, jefe, ha ha...

—Por eso yo quiero ser feo.

Roxy volvió a reír en respuesta. Acercándose a su superior y acariciando su rostro. Las facciones del demonio se habían relajado en todo lo que llevaba de gesta, lo hacía notar más jovial.

—Bueno. Vaya a bañarse. Seguiré con el trabajo. —animó con una sonrisa materna y se dirigió a la puerta de la habitación—Espero se divierta, jefe. —comentó al cerrar.

Black Hat entró al baño y se sumergió en el agua tibia. A pesar de que se sentía tan relajado físicamente en ese momento, mentalmente seguía con la guardia alta.

Era como si su instinto le avisara de que no podía dejarse llevar, por más que lo deseara. Suspiró e intentó relajar su mente lavando su oscuro cabello con lentitud.

-o-O-o-

Cuando recién estaba acomodando su ropa, el científico entró a la habitación.

Vestía elegante y se veía intimidante a la vez. Un suéter de cuello alto color beige y jeans negros con zapatos a juego.

Sexy. Pensó el demonio.

Flug se acercó con una sonrisa bajo su bolsa, la elevó para poder darle un casto beso a su superior, que vestía jeans cafés, un suéter tejido blanco y su acostumbrada gabardina y sombrero.

—Te ves precioso... —murmuró el de la bolsa—Qué bien que vistas así. Afuera hace frío. —comentó.

—Flug... —llamó—Una cosa, antes de salir...

Su amante le miró, dubitativo a su pedido.

—Quítate la bolsa. —sentenció.

—¿Eh?

—Ya oíste. Me gustaría... Me gustaría mucho pasear con mi pareja y poder ver su rostro alegre en vez de tener que ver la bolsa de torta que usa.

Flug rió en respuesta.

—Recuerda que tú me obligaste a usar esta bolsa porque me consideradas "feo". —ironizó.

Pero igual el de negro terminó por quitarle la bolsa de un zarpazo y le colocó sus gafas. Se veía tan maduro, con esas apenas notables cicatrices que surcaban su rostro y contrastaban con su claro cabello.

—... Ahora sí podemos irnos...

Ambos hombres salieron en un Cadillac del 59 negro (que Black Hat cuidaba con mucho cariño) y se dirigieron a un auto-cinema.

Algo clásico, pensó Flug.

Perfecto para Black Hat. Se autofelicitó al ver el rostro iluminado del embarazado por ver de título "El amanecer de los muertos"

Flug se bajó del auto, no sin antes decirle al mayor que iría por algunas botanas para ambos. Hat aceptó y se acomodó mejor en su asiento. De modo que estuviera más a gusto.

Flug se había dirigio hacia él puesto de botanas, pidiendo unos dos cubos de palomitas y algunas sodas, además de algunos dulces, que le podrían gustar al embarazado demonio.

Una vez tuvo todos y los había pagado, volvió donde el auto, con algo de dificultad para ver, gracias a todo lo que llevaba. Una vez llegó, le pasó todo al mayor, quien al ver todo lo que traía, sus ojos no pudieron evitar iluminarse de la emoción.

Entró de vuelta al auto, y se acomodó mejor, para tomar su soda. La película comenzó y la pareja, puso atención a esta.

El doctor observó al demonio que tenía la boca llena de chocolate.

Rió suavemente y se acercó a besarle, para limpiar el chocolate. Black Hat no se resistió. Al segundos le correspondió el beso y cuando se separaron, pasó el resto de la película con una sonrisa tonta revoloteando en su rostro.

Al terminar, el científico manejó en dirección a un restaurante.

—El hermano era un idiota. Me alegra que haya muerto tan pronto. —sentenció el de negro, buscando una canción en la radio.

—Sí, claro. Pero creo que no debían de morir el resto... A excepción del padre de familia. —respondió.

—Amén. —sentenció.

Llegaron a un restaurante en el borde de la ciudad, que daba con una costa. Flug tenían una reservación en el balcón del lugar.

—Wow... Estoy impresionado... Realmente te esmeraste, Flug. —felicitó.

—Debo de tratar como rey al papi de mi nonato, jefecito. —aseguró, besando su mejilla.

Se sentaron, y mientras decidían qué comer, el demonio se maravillaba con la vista de la playa.

—¿Qué desea comer, jefe chulo? —pregunta con sus ojos azules brillando al ver a su superior.

—Mmm... Tengo ganas de langosta o camarones o... —paró en seco de hablar, mirando hacia atrás de su pareja.

—¿Qué cosa? Tal vez arroz con camarones o pael--

—Oh, Black Hat. Qué sorpresa verlo por aquí... —comentó una voz llena de cinismo.

El científico y su pareja giraron lentamente hacia el tercero, que les sonreía en saludo.

—Ángelo... —murmuró la pareja al unísono.

Black Hat, disimuladamente intentó cerrar su gabardina, volviendo a recobrar el miedo de lo que le podían hacer a su pequeño nonato.

Oh, oh.

▶Consecuencias◀ [PaperHat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora