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Flug estaba anonadado.

Aquel hombre que se encontraba a unos metros suyos... Lo sentía conocido, de algún lado lo había visto antes. Pero por más que hiciera memoria no recordaba, era como una laguna mental que no lo dejaba saber de dónde lo conocía.

Justo cuando estuvo por preguntar, Demencia (cuándo no) se le había adelantado, corriendo hacia el peliazul y tomando un impulso con su salto para mandarlo a volar.

El rubio reaccionó a tiempo y llamó a la chica, distrayéndola. Algo se enredó en el tobillo de ella y la aventó contra el suelo con un sonido de caricatura algo doloroso.

¿De qué se trataba? Pues de la cola del científico azul ahí presente. Que había aparecido y actuado en un simple acto de defensa.

La híbrida soltó un quejido aún contra el mármol del piso; cuando levantó su mirada, dispuesta a enfrentarlo nuevamente, se sorprendió al ver una mano frente suyo parándola.

¿Qué estaba haciendo?

Esa pregunta también se la hacian el resto del equipo, en especial cierto científico rubio. El de azul alejó su mano lentamente para permitirse hablar:

-Ya era hora de que llegaran, Black Hat ya no tiene...

No había logrado terminar, pues fue interrumpido (de nuevo) por Flug que se le había acercando rápido con cierta... Confusión, de la cual no sabia el por qué sentía.

-¿Quién...?

-¿Que quién soy yo? -soltó una pequeña risa, por fin ayudando a la chica reptil a levantarse del piso-De momento eso no importa, lo más importante es Blacky, y si nos quedamos aquí durante mucho tiempo, los guardias pronto vendran...

Mencionó seriamente, para así darles la espalda, susurrando un inaudible "Lo siento" y comenzando a caminar.

La seguridad se había activado dentro de la mansión. Justo desde el laboratorio cientos de pequeños robots rojos comenzaron a encenderse y marchar.

¿Por qué seguía haciendo aquello el demonio de ojos esmeralda? Podía ser muy generoso a veces, pero árbol que nace torcido jamás su rama endereza, estaba poniendo a prueba a ese equipo de payasos.

-o-O-o-

Seguían al azulado chico por los pasillos, cuidando mucho su distancia, observando cada movimiento de supuesta amenaza que hiciera el aparente joven.

Los más precavidos eran los líderes, que miraban con desconfianza al joven demonio.

-¿Es seguro confiar en él...? -preguntó Clark en un susurro hacia Jin.

-No lo creo, veamos sólo hasta dónde llega... -respondió en murmullo, callando ya al ver que los otros dos líderes los miraron en regaño.

Tiempo después, se detuvieron frente a una puerta, de lo que parecía ser una habitación y que al doctor le dió cierto recelo.

Ethan abrió la puerta, no sin antes mencionar que ahí se encontraba el preñado. Fue grande la sorpresa de
todos el parecido de esa habitación con la del villano, en especial para Flug, quien apenas entró a la recámara, buscó a su pareja por todo la alcoba con desespero.

Black Hat, por desgracia, no se encontraba en aquel lugar.

Todos habían dirigido sus miradas casi echando humo hacia el joven Kirkland, quien había comenzado a retroceder con el rostro torcido en angustia.

Justo cuando estuvieron por echársele encima, un fuerte ruido se escuchó en el pasillo llamándole la atención a todos. Louise y Clark fueron voluntarios a ver de que se trataba.

Por el lado de Ethan, aprovechando que todos estaban distraídos, tomó del brazo a Flug y lo jaló hacia el pasillo, quitando un cuadro de la pared que escondía un túnel y adentrándose con el otro científico tras él.

Todo el lugar se infestó de pequeños robots velociraptor, que tan pronto identificaron la amenaza, saltaron encima de los desprevenidos villanos e iniciaron una pelea contra ellos.

-o-O-o-

Ethan literalmente arrastraba a Flug por los pasillos, corriendo entre estos, con un rubio alterado intentando seguirle el paso y algunos de esos raptorbots ya mencionados siguiéndoles.

¿Pero qué pasaba eso? Una vez que esas olas de sacos de tuercas se encontraban en modo de defensa, atacaban a todo lo que se movía a pesar de que alguno fuera de su bando. A los únicos que no atacaban eran a ellos mismos.

Flug, ruborizado del esfuerzo y jadeando, intentaba con todo seguirle el paso al joven de cabellos azulados, no solo se le hacía difícil porque no tenía tanta resistencia para poder correr sin parar, además, el demonio corría a una velocidad sobrehumana.

Paró de golpe, justo frente a las puertas del laboratorio.

Ethan tenía la corazonada... De que Black Hat podría estar ahí adentro, y no solo él, si no él también... Ángelo.

Los raptorbots se encontraba ya cerca de ellos. Afortunadamente el ojiesmeralda había logrado abrir la puerta y entrar junto al ojizarco antes de que los tocasen.

Apenas se adentraron a la gran sala se quedaron estáticos, en especial Flug, que a pesar de que sintió un fuerte y doloroso retorcijón en la boca del estómago, ni oportunidad tuvo de reaccionar a esa sensación.

Amarrado rudamente a una camilla yacía el demonio de negro, las cintas que lo retenían dejaban perfectamente vulnerable a su vientre de ocho meses y en su estado mareado, posiblemente por alguna droga, le era casi imposible pelear para zafarse.

Una chica de rasgos casi iguales a los de Ethan se hallaba medio inconsciente, apoyada en la pared y con algunos moretones y rasguños surcando por toda la piel nivea que su ropa dejaba ver.

Y lo que antes solía ser el asistente biónico de Ethan, era ahora solo un montón de piezas esparcidas por el suelo y mesones de la otra esquina.

Y como cereza del pastel, Ángelo se encontraba frente a la camilla, con sus garras afiladas y la intención latente en su sangre de zarsanar en el cuerpo del preñado.

-¡Ángelo!

Llamó Ethan hacia su pariente, el cual lo miró con una mueca torcida, con los ojos al rojo vivo. Bajó sus manos, al mismo tiempo que soltaba un rugido ahogado en su garganta.

-¿Qué haces aquí...? ¡LÁRGATE!

La voz del azabache se había escuchado rasposa y distorsionada, haciendo retumbar un poco el lugar por su gravedad. Además de que había causado cierto escalofrío al azul.

-¡Aléjate de él! -había exclamado Flug, metiéndose en la discusión de los parientes.

Ángelo lo observó de reojo, mostrando ahora su dentadura en son de amenaza.

-Tú deberías estar muerto... -rugió, haciendo retroceder un poco al de lentes-Deberías haber desaparecido hace años...

-¡Ángel--! -Ethan no pudo terminar su reclamo por los ojos rojos que le observaban con venganza, logrando traerle recuerdos que le carcomían de la culpa.

-Oh, pobre de tu pequeño engendro, Ethan. Perdiste a una criatura preciada esa vez... -comentó, soltando una rara risa y volviéndose a Black Hat-Y ahora, perderás a dos más.

Ángelo miró el oscuro vientre extasiado, ese parásito era, literalmente, capaz de explotar todo el laboratorio y sus cercanías con tal de asegurar su supervivencia, incluso si con ello desaparecía la vida de sus progenitores.

Alzó su zarpa en un rasgado mudo del aire, y rápidamente la bajó hacia donde se ubicaba el nonato, que había empezado a fluctuar su inestable energía al reconocer a su padre e iniciar su mecanismo de protección contra el demonio de ojos rojos.

▶Consecuencias◀ [PaperHat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora