•Superficial•

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Miércoles, 12 de septiembre
7:48 p.m.

Rin POV

Rin- Vamos, ya has hecho el resumen de dos libros, uno de fantasía y otro de misterio, ¿por qué no sigues con uno de romance?

Len- Porque ya estoy leyendo uno en mi casa.

Rin- ¿Cuál?

Len- Es...ninguno. -Rió nervioso, este idiota no sabe mentir.

Rin- No conozco ese, ¿cómo se llama tonto?

Len- Es...el de tú papá -confesó.

Eso no me lo esperaba. Entonces realmente esta leyéndolo. No sé si alegrarme o preocuparme por eso.

Rin- ¿Pero por qué has escogido ese? Además -reí-, eso no es romance tonto, es psicológico, y supongo que con haber leído uno de misterio es suficiente.

Len- Ya sabía yo que estaba muy trastornante.

Esas palabras hicieron que mi estómago se encogiera. Sí, era trastornante.

Rin- Eres tan idiota -dije tapando mis sentimientos con una sonrisa.

Len- Lo sé. -Devolvió el gesto-. No debiste rechazar un helado por este idiota. -Dió un leve golpecito con su índice en mi frente, y yo me abochorné. Lo escuchó, él lo escuchó.

No sabía qué decir. Esto era vergonzoso, y es que la verdad ni yo sabía porqué había decidido quedarme.

Rin- P-Pues... -Me quedé en silencio unos segundos, inventando una excusa por mis acciones, pero vaya, no la encontraba-. V-Vamos, te falta mucho por leer, no perdamos tiempo en cosas triviales.

Me levanté de golpe y me dirigí a la sección de romance. Él no quería, pero si iba ayudarlo al menos podía escoger algo de mi gusto, ¿no?

Me enfoqué en mi búsqueda por cada columna, y cuando encontré uno de portada interesante sin duda lo escogí.

Apenas lo había sacado cuando al dar un paso hacia atrás de espaldas, sentí chocar con algo y al girar mi cabeza, me di cuenta de que había sido el pecho de Len.

Oh, claro, ¿qué mas podía ser? No es como si hubiera alguien más aquí.

Sí. La biblioteca había cerrado, y al yo tener llave nos quedamos aquí.

El lugar estaba desierto. Estábamos solos.

No lo niego, me puse nerviosa de tan solo pensarlo. Pero supongo que era normal, después de lo que he pasado es lógico que me cause pánico estar con un hombre a solas.

Pero considerándolo un poco...

¿Cuánto tiempo llevaba aquí?

Lo suficiente como para ya haber salido corriendo histérica. Y aún así aquí estoy.

¿Por qué estos latidos no son dolorosos?

¡Aléjate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora