•A flote•

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Miércoles, 12 de septiembre
2:14 p.m.

Narradora POV

Aquella vibración tan rígida llegó a los oídos de la peliverde, y al ver su remitente, se encontró con ese rubio molesto que amenazaba sin darse cuenta el bienestar de su mejor amiga. Cuando lo observó bien, pudo notar cómo éste mordía su labio inferior y mantenía su ceño fruncido, con su puño aún estampado en su casillero.

»Esta irritado«

Pensó, y no se equivocaba, esa chica de pelo cobrizo peinado en una coleta tenía la culpa, aunque Gumi aún no lo descubriera.

Continuó su camino y le pasó por su lado, no sin antes mofarse como adoraba hacerlo, justo como su amiga.

A-mar-ga-dooo... —Le dijo mostrándole su lengua infantilmente y llegó a su salón, olvidando ese acontecimiento tras pensar, esta vez equívocamente, que no tenía relevancia.

~•~•~•

El timbre sonó, y al ser la única con el escritorio tan desordenado, una vez acabó de guardar todo fue la presa del profesor.

—¿Será que puedes sacarle cien copias a este documento, por favor?

»Oh claro, copiaré mil si es necesario, puto perezoso«

Quiso contestar sarcástica, pero obviamente se contuvo, pues sabía que era más conveniente mantener la compostura ante su superior.

Y obedientemente se dirigió a la oficina, siguió las instrucciones y en su regreso al salón, se encontró con un ambiente sospechoso.

Lógicamente, husmeó. Era Gumi después de todo.

—P-Pero lo esta pidiendo él Len, no puedo hacer nada.

—Claro que puedes hacer algo, es solo que no quieres.

—¿Y por qué no querría? —Cruzó sus brazos—. Eras mi novio después de todo.

—Era, valga la aclaración por favor —enfatizó el rubio.

—Pero si todavía te gusto, bombón.

Esta vez la de cabello cobrizo se le acercó al rubio, acción que le disgustó a la cotilla.

Aunque se tranquilizó al ver la reacción del chico. Se sintió orgullosa de haberle dado una segunda oportunidad cuando vió cómo este se le alejaba cortantemente.

Pero fue entonces cuando la inquietaron unas palabras emitidas por el mismo.

Que haya tenido sexo contigo no quiere decir nada, Neru.

Se enrabió, maldijo y ardió todo en sus adentros, pues aunque estaba consciente de que era algo natural a su edad, no le agradaba para nada enterarse de esa realidad.

—No me estas dejando elección, querido —Su gesto era de ofendida y víctima, y aunque la chica tras la puerta no la conocía para nada, estaba más que claro que la odiaba con todo su ser y veía falsedad en ella.

Maldición, ¿qué quieres que haga Akita? —preguntó el rubio y la peliverde pudo notar desesperación en su pregunta.

¡Solo quiero que obedezcas a tu padre y vuelvas a salir conmigo! Quiero que todo sea como antes, Len. Realmente me arrepiento de lo que hice.

—No te creo —espetó él.

—Len, déjame estar de nuevo contigo, no me importa que no quieras seguir los pasos de tu padre —dijo la chica mientras estiraba sus brazos para enroscarlos en el cuello de Len. Gumi dudaba si podría seguir conteniendo su indignación, esa mujer se estaba entrometiendo en su preciado shipp y además, no veía nada bueno en ella.

¡Aléjate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora