¡Aléjate!

•Llamada•

Martes, 6 de noviembre
11:38 a.m.

Len POV

Len- Entonces le dije: "Mademoiselle, se me antoja un beso suyo de lenguini".

Rin- Me vale madres.

¿Soy el único que piensa que es tierna? Probablemente sí, me he vuelto un masoquista con esta mujer, pero no me importa, es porque puedo descifrarla mejor que nadie.

Len- ¿Te he dicho que eres bella cuando estas celosa?

Rin- No, porque nunca lo he estado.

Len- Estas toda roja de la furia, bebé.

En ese momento sus ojos se expandieron en sorpresa, y con su mano tapó la cámara del móvil para impedir que le continuara viendo. Luego de eso sentí unos pasos, y al cabo de unos segundos volvió conmigo.

Rin- Estas mintiendo, idiota.

Len- ¿Acabas de mirarte en un espejo? -pregunté riéndome, considerándola capaz de hacerlo.

Rin- Pues sí -respondió desviando la vista.

Len- Seguro el rubor se te pasó al saber que era una tonta mentira.

Rin- ¿Lo fue?

Len- Lo fue rubia, lo fue. De quien único quiero un beso de lenguini, es de ti -dije guiñándole un ojo, ella rodó los suyos.

Rin- Idiota.

Len- Tu -corregí-. idiota.

Sonrió, negando con la cabeza en resignación, y ambos nos quedamos callados durante un corto tiempo. Quizás a cualquiera, o hasta a ella, le parecería incómodo, pero yo estaba más que a gusto con observarla en silencio. La extrañaba, y maldecía no poder traspasar esta estúpida cámara.

Unos toques se escucharon de repente en la puerta. Y no en la mía, sino en la de ella. Su rostro se volvió instantáneamente hacia el sonido y pude admirarla de perfil. Joder, me tiene hipnotizado esta rubia.

Rin- Ahora vuelvo, veré quien es.

Len- ¡Llévame contigo! -exclamé y ella rió, probablemente porque parecí un crío.

Rin- Vale.

Acercó su móvil a su abdomen, haciendo que en la pantalla solo se pudiera ver su camiseta, una azul clara con pequeños diseños rosados, algo demasiado femenino para tratarse de ella. Y sonreí, pensando que tal vez, y solo tal vez, quiso vestirla al saber que hablaríamos por cámara y le vería.

Rin- Ay, carajo...

Sacándome de mis estúpidos pensamientos, su peculiar tono de voz me alteró. Había sido con una mezcla entre temor, aborrecimiento y enojo.

Len- ¿Quien es, Rin?

Rin- Len...debo colgar -dijo con voz ahogada.

Len- ¿Quién es, mujer? -insistí con cierto miedo al haber ignorado la pregunta. Y, tras quedar callada una vez más, este creció-. ¡Dime quién demonios es!

Los golpes en la puerta eran cada vez más fuertes.

Rin- Luego te marco.

«Abre la puerta, sé que estas-»

Y la llamada se colgó. Dejándome en la incertidumbre y desesperación. Tenía un mal presentimiento, un verdadero y enorme mal presentimiento. Y si algo le pasaba, estaba a países, a continentes, a días, de poder protegerla.