•Te odio•

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Viernes, 28 de septiembre

Len POV

Gumi: ¿Pero qué demonios fue lo que hiciste?

...

Vale, no me haré la sorprendida, si ya sé lo que fue.

Len: ¿TE LO HA DICHO?

Gumi: ¡Jaah! ¡Sabía que había pasado algo!

Len: Maldita...

Gumi: Habla, maldito.

Len: No tengo otra opción, ¿verdad?

Gumi: :)

Len: Solo fue castito. Bien, bien cortito. Ni siquiera se le puede decir beso, lo juro.

Gumi: Prepárate para no tener hijos.

~•~•~•~•

Las últimas dos semanas habían transcurrido demasiado lentas, mentiría si dijera que no sabía la causa. Tenía nombre y apellido por supuesto, pues luego de estos meses me había acostumbrado a su molesta compañía.

Luego de aquel suceso las cosas se habían vuelto algo turbias, al igual que mis pensamientos.

Y no podía ocultar que extrañaba esa sensación. Aquella que sólo ella podía provocar.

Donde me sentía como un crío, donde flotaba, donde gozaba del sabor y calor de sus labios.

Pero lo más extraño, era ese sentir de satisfacción con aquel simple e
inocente acto, uno que anhelaba repetir.

Aunque cada vez pareciese más imposible.

Esto apestaba, si la relación desde un principio era compleja ahora lo era aún más, apenas podíamos formular una conversación de tres palabras de por medio. Eso sin contar la incomodidad que nos rondaba, más sufrida por mí al percibir la tensión de su mirada y de sus incompletas palabras, además de los insultos típicos claro.

¿Qué estaba sucediendo?

No lo sabía, pero si algo tenía claro era que mi única intención fue acercarme más a ella. Y aunque claramente lo logré, ahora mis planes parecían cumplirse al revés.

Pero si yo sólo quiero descubrir este sentimiento con ella....

Qué ridículo me sentía, tan estricto con mis apariencias y contradiciéndolas en mis adentros.

Se supone que yo no pierda la cabeza por alguien, mucho menos una mujer. ¿Dónde quedó la promesa que me hice? ¿Dónde quedó el odio que le tenía a la mujer?

Y que suerte tenía, me fijé precisamente en ella, la persona más complicada y misteriosa que jamás había conocido.

Quizás sólo era malo escogiendo, y aún así no consigo arrepentirme. El cochino Len perdió la poca cordura que le quedaba. Se perdió con la antimorbo. Se contagió de su locura y lo peor de todo, es que le gusta.

El misterio siempre atrae, y ella era el vivo ejemplo de uno.

O más bien, ella lo era todo. Era el misterio, pero era la comedia, incluso el romance. No era cursi, pero sabía ser adorable. Era retorcida, pero más humana que cualquiera. Era irritante, pero conseguía siempre sacarme una sonrisa. Era anti-morbo, y me parecía la mujer más preciosa que...

Mierda Len, estas bien jodido.

Teto- Buenas tard- ¡Oh, eres tú! -Sonrió.

¡Aléjate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora