•Enamorado•

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Viernes, 5 de octubre
10:03 a.m.

Len POV

Y al abrir los ojos me encontré solo.

Qué absurdo, si siempre he sido yo quien ha buscado eso, ¿qué estaba esperando al despertar?

Incluso inventé aquella regla...

Ya estaba acostumbrado a esto, o al menos eso creí. Despertar solo nunca ha sido algo placentero. ¿A quién engaño? No se siente nada bien. Mas sin embargo lograba asimilarlo por mi estúpida manera de pensar.

"Es mejor despertar solo, a estar acompañado por alguien que te recuerda la soledad."

Y sí, no me equivocaba, porque con quien sea que fuera, compartir la cama en la mañana no me hacía sentir como esperaba, no se sentía especial.

¿Entonces por qué se siente tan vacío el no verle?

Mis expectativas fueron aniquiladas, quizás mis profundos deseos.

Tal vez este vacío es producto de la desilusión, la desilusión que sufrí al querer repetir el beso de ayer apenas abrí mis ojos.

Saborear sus labios en la mañana, debía ser de ensueños.

O tal vez solo deseaba ver su ceño fruncido al darse cuenta de que había dormido en "la casa de un cochino".

Maldición, que como sea la quería aquí, y no estaba.

Miré el reloj, apenas eran las diez de la mañana. Evidentemente me ausenté a la universidad, y es que, ¿quién demonios se levantaría a las siete de la mañana después del desvelo de ayer? Además, hoy solo cogía dos clases; una detrás de la otra a esa hora precisamente. Olvídalo, mejor vaguear.

Buscando escapar de aquellas solitarias paredes que solo encerraban más mis pensamientos, decidí salir a desayunar en alguna cafetería.

Nuevamente opté por ir a pie a pesar de tener el auto en el garaje, pues hoy más que nunca necesitaba despejarme como solo el aire fresco y una buena caminata puede hacerlo.

A diferencia de ayer, el día era bastante cálido, con los fuertes rayos de sol iluminando las calles y una suave brisa refrescando el ambiente, un día perfecto de verano.

"Julio's Café"

Alcancé a leer de un letrero en la parte superior del local. Extrañamente sentí conocerlo, de alguna manera me parecía familiar, por lo que decidí entrar.

[...]

Len- ¡¿KAITO?!

Ya sabía yo que conocía el aura de esta cafetería.

Kaito- ¡¿L-Len?!

Len- ¿Qué haces trabajando aquí?- pregunté riendo.

Kaito- Jugando pelota y vendiendo sacos de boxeo -dijo sarcástico con una descarada sonrisa, o más bien, su típica sonrisa.

Len- Menudo idiota, tú serás mi saco de boxeo si no te apuras en explicarme porqué estas aquí y yo no me había enterado.

Kaito- ¡Oh! ¡Quizás porque cambiaste tu número de teléfono y cuando llamé me contestó una chica desconocida!

Len- ¡Ay mierda! ¡Que lo olvidé por completo!

Kaito- Lo sé, así eres -suspiró-. ¿Vas a pedir algo, querido?

Miré a mi alrededor, vaya, todos nos miraban como locos. Se prendió esta mierda.

Len- No amorcito, ¿tardarás mucho en salir?

¡Aléjate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora