•¡Que sean quince!•

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Kaito- Rin...

Rin- Déjalo, ni que me importara.

Kaito- Sabes que decir que algo no te importa mientras lloras es sumamente estúpido, ¿verdad?

Kaito y yo estábamos sentados, ambos recostados en la pared de la sala. Todo el alboroto había terminado, y supongo que tras colgar con Len, el peliazul se negó a irse hasta que mi estado mejorara.

Rin- Últimamente me he vuelto más tolerable a los hombres -musité notando mi tranquilidad con él, Kaito me miró confundido.

Kaito- ¿Le tenías miedo a los hombres? ¿Por qué? -preguntó aún más confuso, con una tenue risa de incredulidad en su rostro.

Rin- ¿No acabas de ver a Nero? Eso es una pizca de lo que me han hecho.

El silencio reinó en la casa. Nadie tenía nada que aportar; Kaito no podía debatir mi punto, pero tampoco estaba en posición de defenderlo.

Kaito- Supongo que Len llegó a mostrarte que no todos son iguales, ¿verdad?

Golpéenlo por mí, de verdad.

Rin- Por favor, no quiero que me hables del gran Len ahora. No es momento, ¿no te parece? -cuestioné mirándole irritada, él desvió la vista apenado. Lo entiendo, es su amigo, no puede hablar mierda de él.

Kaito- Len ha sido como un hermano para mí. Nos conocemos desde hace mucho...y es precisamente por eso que puedo afirmar con certeza que es menos huevón que los demás, pero sigue siendo un huevón. Todos lo somos.

Reí. Vaya, eso no me lo esperaba. Debo ser honesta y reflexionar. No todo en los chicos es malo, son honestos.

Kaito- La verdad, lo que acaba de hacerte fue algo...

Rin- Putamente imbécil.

Kaito- Sí... -susurró incómodo-. Es que Len es un niño, ¿ok? Creo que has podido darte cuenta. Es adulto en muchas cosas, pero infantil en otras. Eso a veces es lindo, pero en ocasiones como estas se complica -justificó.

Rin- ¿Acabas de decir que Len es lindo? -pregunté añadiéndole gracia al asunto. La verdad, el ambiente estaba demasiado tenso para mi gusto.

Kaito- Oh, vamos, dije que su actuar es en ocasiones lindo. Además no vengas, ¡que sea hombre no quiere decir que no pueda opinar!

Este hombre era un descarado pero se avergonzaba de cualquier tontería, era realmente contradictorio, y tierno.

Rin- Solo estoy jodiéndote, tonto. -Suspiró-. ¿Te duelen mucho las heridas? Puedo buscarte una loción si quieres.

¡Pero mírenme! Totalmente calmada teniendo a otro chico en mi casa.

Kaito- Olvida eso. Más importante, ¿pararás de llorar? Tus lágrimas tardan más en salir, pero siguen saliendo.

Limpié mi lagrimal con el dorso de mi mano. Esto es vergonzoso.

Rin- Es solo que no concibo entender la actitud de Len.

Kaito- No intentes entenderla, emo. Reaccionó tonto porque fue demasiado por digerir.

Recliné mi cabeza en la pared, mirando hacia el techo mientras un suspiro se escapaba por mis narices. Ya sé que le había dicho demasiado, ¿pero realmente debió comportarse como un estúpido? No quería amor, pero con un poco de compresión me bastaba.

Rin- Con que no me enganchara en la cara me era suficiente.

Tras Kaito partirle la madre a Nero, tomé el móvil de mi amigo y hablé con Len. Sobra decir que estaba desesperado y sumamente alterado.

¡Aléjate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora