Día 5: Una historia sobre una canción

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Los niños se congregaron a su alrededor sin que el cuentacuentos hiciera nada

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Los niños se congregaron a su alrededor sin que el cuentacuentos hiciera nada. Solamente soplaba su flauta, formando una melodía cadenciosa, lenta. Cuando una docena de chiquillos se habían reunido a observar su piel oscura y sus ojos amarillos de gato, el cuentacuentos bajó la flauta y cantó con voz clara:


Tiene púrpura en el cabello

Y rubíes en los ojos

La cazadora encapuchada


Tiene tormenta en las venas

Y todo el que no es insensato

Teme el filo de sus dagas


No quedan lobos en el bosque

Y al que se sienta en el trono

Le ha jurado una venganza...


Una madre le dio un tirón a la mano de su hija, rompiendo el encanto de la canción del cuentacuentos.

—¿No podrías cantar sobre algo menos horrible? —preguntó la mujer, arrugando la nariz.

El hombre de piel de canela se encogió de hombros.

—Puede que sea horrible —le contestó a la mujer—, pero la verdad a menudo lo es.

La mujer soltó un bufido de indignación y se marchó arrastrando a su hija tras de sí. Varias madres hicieron lo mismo, echándole miradas de suspicacia al cuentacuentos mientras apartaban a sus hijos. El cuentacuentos se encogió de hombros y se volvió a llevar la flauta a los labios. Tocó su melodía hipnótica para una plaza ahora vacía y cantó otra vez:


Tiene púrpura en el cabello

Y rubíes en los ojos

La cazadora encapuchada...


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Relatos detrás del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora