23. Siete de mayo

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Narra Axl🌹

Voy al sitio dónde sé que se encuentra. El lugar es tan tenebroso de noche, y la lluvia todavía no ha cesado y parece que no va a parar.
Cierro la puerta de mi coche de un golpe seco y atrevieso el lugar por el césped el cuál esta embarrado y huele a humedad por todas partes.

No tardo mucho en localizarla, pues su alta coleta en fácil de ver a distancia.
Está en un estado deporable. Corro hasta llegar a está ella.
Las lágrimas caen por su rostro, está destrozada. La rodeo con los brazos y para mi sorpresa me abraza con fuerza.

Todos los sietes de mayo, Coco no está en casa.

No está con sus amigos.

No está estudiando.

Tan sólo es ella, y su soledad y el deseo por volver a estar con esa persona.

—Hoy hace siete años qué se fue —Susurra sollozando contra mi pecho. Le toco el pelo para tranquilizarse y aspiro su dulce y delicioso aroma. —Gracias, Axl —Murmura, y un sollozo escapa de sus labios.

Nos quedamos así durante una media hora, su respiración se calmaba cuándo le daba cortos besos en su frente.

El cementerio no era un buen lugar para una reconciliación pero cualquier sitio con Coco era especial.


♡♡♡♡♡♡


Tomo el pequeño cuerpo de Coco entre mis brazos, y juntos entramos al apartamento. La lluvia no se detiene en ningún momento al igual que sus lágrimas. El clima está empeorando. Está lo suficiente oscuro pero me alegra ver bastante bien en la oscuridad.

Sacudo mi cabeza mientras mi garganta se aprieta. Está destrozada, la aprieto contra mi pecho y cierro la puerta. Mi ropa húmeda esta mojando la alfombra, pero es lo único que no me importa en este momento. Lo único que quiero es abrazar a Coco y no soltarla nunca. Mi corazón se detiene varios latidos, y Coco gime atrayendo mi atención, decido llevarla a mi habitación. La deposito en la cama suave, y le quito su camiseta para que no coja un resfriado y le pongo con delicadeza una camiseta mía.

Recorro con mis manos su espalda y su abdomen, Coco se estremece y sonrío. A pesar del frío, ella es tan cálida.

Mi dulce chica.

—Axl...

Una sonrisa curva mis labios, y deposito un beso en su frente.

—Estoy aquí, te quiero.

Suspira y se aferra a mi cuerpo cuándo me pongo cómodo, y me tumbo a su lado. Nos cubro a los dos con las sábanas, y apoya su cabeza en mi pecho.

A la mañana siguiente dejo a Coco plácidamente dormida en mi cuarto.
Por lo que supuse, el padre de Coco no tiene la remota idea de dónde de metió su hija anoche. Si llega a saber que está a altas horas de la madrugada sola en el cementerio se hubiera puesto loco.
Preparo unas tortitas con nata y fresas —sus favoritas— y espero a qué se despierte.

¿Se acordará que le dije te quiero? Yo.. ¿Quiero a Coco? Era clara la respuesta. Estaba dispuesto a todo por ella, aunque no lo viese.

Escucho el chirrillo de la puerta de mi cuarto al abrirse y veo a Coco despeinada, y de puntillas por el pasillo.

—Puedes desayunar y luego huir —Le digo serio.

Ella me mira pálida y agacha la cabeza, peina con sus dedos su larga melena castaña con toques rubios y se acerca hasta mí —Gracias.

Moonlight «Axl Rose» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora