Capítulo 3 - Asuntos Importantes

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Iba caminando por la avenida principal de la ciudad, donde supuestamente estaba la oficina del abogado de mi hermano, cuando choqué con una muchacha de traje, seguro era secretaria ya que estaba llena de papeles.

- Lo siento, te ayudaré...-con traje y todo, me arrodillé en el suelo y
comencé a levantar todo.
- No se moleste, gracias...

Y fue ahí cuando miré por primera vez esos ojos, esos grandes y grises ojos.

- Gracias y adiós. -se puso de pie y se fue.

Me quedé boquiabierta arrodillado en el piso mirando la nada, con el pasado invadiendo mi mente a través de flashes.

Era ella, conocería esos ojos a mil millas de distancia.

Me incorporé de un salto y comencé a correr para tratar de alcanzarla, la perdí cuando entró en un edificio que parecía un espejo gigante. Estaba apunto de entrar cuando una enorme mano me abarcó todo el pecho.

- ¿Necesita algo, Señor?- la voz aguda del de seguridad me hizo temblar. Traté de poner mi mejor cara de póker.
- Es que necesitaba ver a la señorita que acaba de entrar...
- Pues espere a que salga, usted no puede entrar.

Bufé y me sacudí su mano de mi torso.

Me quedé parado en una esquina, tratando de hacer un mapa mental de la ciudad para encontrar la oficina del Sr. Garendy, no me tomó demasiado tiempo, soy de mente ágil. Caminé, caminé y caminé, hasta que encontré el enorme edificio.

Su antipática secretaria le hizo saber que yo me encontraba esperándolo en el pasillo.

Pronto su canosa cabeza salió para verificarlo a través de la puerta.

- ¡Taehyung! -sonrió y sus oscuros ojos chispearon.
- Señor...- asentí saludándolo y levantándome del asiento.
- Lamento haberte hecho esperar, hijo. Toma asiento...-dijo luego de invitarme a pasar a su oficina. Obedecí y me senté-. ¿Cómo ha estado Jimin?, ¿y Hoseok?
- Ellos están perfectamente, Señor. Jimin está por ser padre por segunda vez, y Hoseok está algo cansado a causa de las gemelas que tuvo con su esposa.
- ¿La mujer de Jimin está embarazada otra vez?, ¡qué bendición!, ¿cómo se llamaba la dama?
- Noelia, señor.
- Cierto, ella era la chica argentina...-dijo rascándose el mentón.
- Sip...-soy bastante áspero con gente que no conozco. Pero al parecer, éste hombre conocía mucho a mi familia.
- ¿Hoseok había tenido dos niñas o dos niños?, sinceramente, no lo recuerdo...
- Dos niñas, muy bellas por cierto.
El carcajeó.
- De acuerdo, vayamos a lo nuestro. Cuéntame lo que ha pasado, tu hermano me comentó algo al respecto.

Le conté lo sucedido, y estuvo de acuerdo conmigo. Era un simple error y nosotros lo íbamos a pagar muy caro.

- Bien, vuelve pasado mañana, ¿te parece? -acomodó sus lentes que se estaban resbalando por el puente de su nariz.
- Estupendo, lo veré en dos días, Sr. Garendy...-estreché mi mano.
- Dime John, hijo. -afirmó el apretón y yo sonreí.

Al salir me sentía desorientado, tenía demasiado calor y si bien estuve hablando de cosas importantes con el Señor Garendy, en mi mente estaba repitiéndose una y otra vez mi encuentro con aquella muchacha que tenía los mismos ojos que Destiny.

¿Podía ser posible?, pensé en pasarme por aquel edificio pero olvidé la dirección, algo muy raro en mí.

Pasó una semana, con John estábamos preparando todo, colocando cada pieza en su lugar, ya que en dos semanas tendríamos que ir a presentarnos a la corte a declarar. Era bastante tedioso repasar una y otra vez el discursito que habíamos preparado. Me parecía ridículo probar nuestra inocencia, era algo sin sentido.

A la mañana siguiente, mientras desayunaba, recibí un llamado de mi abogado.

- Taehyung...
- Señor Garendy, ¿qué ocurre?-hablé luego de que la tostada con
mantequilla pasara por mi garganta.
- No podré seguir acompañándote en el caso, surgió un problema familiar y debo viajar lo más pronto posible.
- ¿Se encuentra todo bien?- pregunté ante su tono de angustia y
preocupación.
- Mas o menos, pero debo irme. Mandé a mi secretaria para que te entregara en mano la dirección de una abogada. Ella es espléndida, que su edad no te engañe, es mucho mejor que todos nosotros juntos.
- Confío en su palabra, señor.
- Adiós Taehyung, y lo siento mucho.
- Espero que todo se arregle, suerte y adiós.

Y corté comunicación.

Me puse mi camisa ya que recibiría visitas, no sería nada lindo recibir a alguien mostrando el torso desnudo.

Extrañaba el campo, la brisa con aroma a pasto, el silencio. Aquí en la ciudad se sobrecalienta el pavimento y todos comienzan a arder, creo que bajé unos dos kilos tan solo sudando.

El timbre sonó y atendí abriendo la puerta. La amarga secretaria estaba del otro lado del umbral.

- Buenos Días, Señor Kim. Le traigo este recado de parte del señor Garendy. -dijo como si hubiera ensayado esa oración miles de veces, como un disco rayado y luego me entregó la nota.
- Gracias...- ella puso los ojos en blanco, dio media vuelta y se fue. - Que educada...-susurré sarcásticamente.

Terminé mi desayuno, me puse otra vez el traje y me encaminé hacia la dirección que decía el papel arrugado.

Cuando encontré el edificio, me congelé. Era el mismo edificio donde había entrado aquella muchacha.

Interlaced WaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora