Capítulo 25 - Irresistible

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— Odio cómo sacas provecho de la situación…—apoyó sus manos en la mesada y estiró el cuello hacia atrás.

Sonreí.

— No voy a permitir que te vayas con el bobo, te he amado demasiado tiempo para que alguien te arrebate de mí. Ya te perdí una vez, no voy a permitir que suceda otra vez.

Dirigió su mano a mi nuca, y me acercó hasta sus labios.

— Eres tan débil.
— ¿Siempre tienes que arruinar el momento haciéndome sentir mal?— preguntó alzando una ceja.
— Tienes razón, lo siento. Es que se siente bien que pierdas el control.
— No debería…
— Pero es así. —sonreí y besé sus labios.
— Basta, Taehyung. Voy a hacerte algo de comer…
— ¿No cenarás conmigo?
— No quiero cenar… y menos contigo.
— Auch, golpe bajo. —dramaticé tomándome el estómago.
— Ya, vete a sentar, dentro de un rato iré a dejarte la comida.
— Wow, chef personal…—la abracé por la cintura— Tengo muchas ideas de lo que puedes ser… creo que la que más me agrada es “esclava sexual”, ¿no te encanta?
— Idiota.
— ¿No extrañas esas noches en el campo?
— De acuerdo—se soltó de mi agarre y me enfrentó— no lo diré más: te vas en este preciso instante al comedor o te patearé en la entrepierna.

Convertí mis labios en una fina línea para no reír.

— Sí, señora—hice gesto de soldado y marché hasta el comedor.

Me senté en la punta de la mesa y me crucé de brazos, esperando la cena. A los veinte minutos, Destiny se apareció con un enorme plato de ravioles con salsa roja y carne. Olía delicioso.

— ¡Vaya!, es bastante elaborado…
— Lo sé.
— Aunque yo especifiqué que quería algo en especial, no le dejaré propina— bromeé, pero ella no rió. Estaba molesta, y eso era algo que me encantaba, por lo que sonreí.
— Cuando termines deja todo como está, yo limpiaré luego. Me iré a acostar.
— ¿No me acompañarás en la cena?
— No, Taehyung. Cuando termines vete y no vuelvas por favor—desapareció por el pasillo que guiaba a su habitación.

Bufé con fastidio. Quizás esta vez me había pasado de la línea en verdad, quizás no debía haber venido hasta su departamento y acosarla.

¡Que demonios! Daba igual, ¡el bobo no estaba! Tenía que aprovechar semejante oportunidad.

Como pude, me tragué todos los ravioles que yacían en mi plato para luego dejarlo en el lavabo de la cocina, caminé por el pasillo hasta llegar a su habitación. La luz seguía prendida.

Toqué la puerta, pidiendo permiso.

— Vete— la luz se apagó.

Sonreí.

— ¿Puedo pasar?
— Claro, total, es normal, ¿cierto? Cualquier mujer comprometida deja entrar a su amigo de la infancia a su habitación mientras su futuro marido no se encuentra en casa, ¿cierto?—oí su tono de sarcasmo. Abrí la puerta y entré— ¿Eres tonto? ¡Te dije que te fueras!
— Sabes perfectamente que nunca te hago caso, no tengo idea de porqué lo sigues intentando.
— Quizás porque tengo la mínima esperanza de que algún día lo hagas.

Negué con la cabeza.

— Sabes que no.

Ella frunció el seño, podía verla por la tenue luz de la luna que se filtraba por la ventana.

— ¿Puedes irte?
— No.

Suspiró, exhausta.

— Bien, haz lo que quieras, yo dormiré.

Acomodó su cabeza en la almohada y se tapó hasta el cuello. Caminé hasta ella, me senté sobre mis talones y encendí el velador.

— ¡Taehyung—sacó su mano por debajo de la cobija y apagó la luz.

Volví a prenderla.

— ¿Puedo quedarme?
— No, ¡vete!—apagó la luz nuevamente.

Y como quien no quiere la cosa, volví a encenderla.

— ¿Por qué?
— Porque no, no seas infantil. —Otra vez, apagó el velador y yo, repetí mi acción, encendiéndola— Taehyung, basta. —sentenció apretando el botoncito que apagaba la luz.

Prendí la luz nuevamente.

— Pero yo quiero quedarme…—me acerqué a ella y apoyé mi mentón en la almohada.
— No—y apagó otra vez la luz, y repentinamente, el foco hizo un extraño estallido— Genial, ¡quemaste el foco!
— ¿Yo? Tú eras la que lo apagaba a cada rato, lo hubieras dejado encendido.

Gruñó.

— ¡Fuera!—gritó tapándose hasta la cabeza con las sábanas.

Carcajeé y la destapé hasta la cadera.

— Ya que no es por las buenas, será por las malas…—pegué un salto y logré aterrizar a su lado en la cama.

Ella chilló de furia.

— ¡Eres insoportable!—me golpeó hasta que se cansó de no hacerme daño.

Luego de un rato volvió a golpearme con sus pequeños puños en el pecho. Tomé sus muñecas con una sola mano y me acosté sobre ella.

— No me golpees—expresé lentamente, con un tono bastante áspero.

Ella tragó saliva.

— Entonces, vete.
— No—besé su cuello.
— Taehyung...
— Shh…—silencié sus quejas con un dulce beso en los labios.

Como era de esperarse, cedió a los pocos segundos. Pero luego corrió el rostro violentamente.

— ¿Y ahora qué?
— ¡Es totalmente ilógico hacer lo que estamos haciendo! ¡Dios santo, encima en la cama donde duermo con mi comprometido!—se tapó el rostro con las manos.
— Linda…—la llamé corriendo suavemente sus manos— ¿De verdad que aquí duermen ambos?
— ¡Agh! ¡IDIOTA!—gritó enfurecida, tirándome una almohada por la cabeza.

Comencé a reír con ganas y me abalancé sobre ella.

— De acuerdo, de acuerdo, lo siento. Por favor, perdóname…—supliqué hundiendo mi rostro en su cuello, aspirando su aflorado perfume— Por favor… de verdad lo siento…
— No sé cuándo creerte, Taehyung…
— Siempre te he sido sincero…—rocé mis labios sobre su epidermis, se estremeció al instante.
— Pero eres tan irritante…
— Me encanta hacerte enfadar… eres sexy…—comencé a subir mis besos por la línea de su mandíbula.
— Y tú eres vil…

Carcajeé sensual.

— Lo sé, ¿no hacemos una pareja perfecta?—pregunté sin buscar una respuesta, para luego devorar sus labios.

Interlaced WaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora