Capítulo 24 - Una Oportunidad

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Al llegar, me lancé como saco de papas a la cama. Estaba destruido, necesitaba dormir un poco, sólo para recuperar las horas de sueño que había perdido por la estúpida pesadilla de esa noche. Ni bien acomodé mi cabeza sobre la almohada, caí en un profundo sueño.

Desperté descansado y con las energías cargadas. Ya eran las cinco de la tarde, por lo que me bajé a la confitería del hotel para tomarme un café con tostadas. Aproveché para mirar un partido de baseball que casualmente estaban pasando por el canal de deportes.

No jugaba mi equipo favorito, pero lo miré igual, hacía bastante que no disfrutaba de un poco de buen deporte. Pagué lo que había consumido y volví a mi habitación para llamar a la oficina de Destiny. No había nadie. Llamé varias veces, quizás ella no quería atenderme. La contestadora me saludaba una y otra vez con sus “No me encuentro en este momento, deja tu mensaje después del tono”.

Colgué algo frustrado. No me gustaba pensar que ella estaba con él. Me tiré un rato en el sillón, pero al cabo de un rato, me aburrí. No me gustaba estar sin hacer nada, además, andaba con sed de Destiny, la necesitaba, necesitaba besarla, acariciarla…

Agité mi cabeza. No era buen momento para pensar en aquellas noches que pasamos en el campo.

El timbre del teléfono me tomó por sorpresa, y con esperanza, atendí pensando que era Destiny.

— Hola, Taehyung…—me habló una voz dulce, pero no era la de Destiny.
— Ehh, ¿hola?
— Soy Amanda…
— Ah, ¡hola!—alcé las cejas, sorprendido.
— Escucha, ¿te molestaría si nos juntamos para tomar un café?
— Eh…no, claro que no. ¿Dónde nos vemos?

Me dio una dirección y a la media hora nos encontramos.

— Hola, Taehyung…—saludó Amanda, logrando que sus ojos marrones brillaran.
— Hola, ¿Cómo estás?
— Bien… gracias por venir.
— Está bien, ¿pasó algo?
— No, sólo deseaba verte…

Oh-Oh, eso no sonaba bien.

Tomamos asiento y comenzamos a hablar, sinceramente no le estaba prestando demasiada atención.

Amanda era muy bella, pero no estaba en la categoría de chicas que me atraen. Yo ya estaba encaprichado con una en especial.

— Te estoy aburriendo, ¿cierto?
— ¡No, no! Sólo… tengo la cabeza en otra parte, lo siento.
— Está bien… Te gusta la Srita. Novotny, ¿verdad?

Sonreí cómplice.

— Es muy bella…
— Lo sé…—sonreí, pero borré inmediatamente la sonrisa— Lamento que no me gustes, Amanda. Me agradas, pero…
— Si, entiendo. No hay problema, Taehyung. No soy de esas locas que van a impedir que sus caprichosos amores no sean felices. Además, tampoco estoy tan enamorada, aunque admito, eres muy bien parecido.
— Tú también— le sonreí y ella se sonrojó.
— Puedo ayudarte con Destiny…
— ¿De verdad?—pregunté asombrado.
— ¡Claro! Soy la administradora, ¿lo recuerdas?

Carcajeé.

— Sé cada detalle de su vida, de eso te lo aseguro. Por ejemplo, sé que está comprometida…
— De eso ya estoy al tanto…

Sonrió.

— Eres cabeza dura, eh…
— Ni que lo digas.
— Y… la mejor parte, es que Bobby se irá por una semana completa de viaje.
Así que tendrás el campo libre.
— Perfecto…—expresé tomando otro sorbo de café.

Amanda me miró por unos instantes.

— ¿Qué?—pregunté relamiéndome el labio.
— Eres un buen partido, ojala Destiny no te pierda…
— Gracias por el cumplido, Amanda.
— De nada…—se sonrojó otra vez y terminó su capuccino.

Según Amanda, esa misma noche el bobo se iría, por lo que decidí hacerme una escapada hasta la casa de Destiny para caerle de sorpresa.

— Hola, bonita…—la saludé apoyado contra el umbral de la puerta.
— ¿Qué haces aquí?—lo preguntó con un tono amenazante.
— ¿El bobo está?
— Sí…
— Mientes. Sé que se fue por una semana…—le cerré el pico con un beso y me invité a pasar.
— Claro, pasa… ¿Deseas algo de tomar?—preguntó irónicamente.
— Un vaso de agua estaría bien…
Sonrió de mala gana y se fue para la cocina.

Me tiré en el sillón y llevé mis manos hacia mi nuca, cerré los ojos y suspiré.
De pronto, sentí un horrible escalofrío por todo mi pecho. Abrí los ojos de golpe y miré a Destiny que se encontraba con el vaso de agua volteado hacia mí. Me había tirado toda el agua helada encima.

— ¿Cuál es tu problema?—me incorporé algo molesto y titiritando los dientes.
— Quiero que te vayas…
— No me iré mojado, ¿quieres que pesque un resfriado?

Me saqué la camisa y tomé los bordes de mi musculosa blanca para quitármela de encima. Tenía frío y estaba empapado.

— ¿Te molestaría darme una toalla?—pregunté pasándome las partes de la remera secas en mi pecho mojado.
— No tendrías que haberte quitado la remera…
— ¿Qué, te gusta?—tomé su mano y la apoyé contra mi pecho.

Ella la quitó al instante.

— Quizás…—admitió a medias y yo sonreí.

Se volteó en busca de la toalla que le había pedido y a los pocos segundos volvió con la misma en la mano. Me la tiró en la cara y sacó su lengua de forma infantil.

— Que hermosa eres…—le sonreí arrugando la nariz, haciéndole burla.

Me sequé y me puse la camisa encima, pero no me la abroché. Obviamente lo hice a propósito.

Destiny no lograba concentrarse, ella trataba de hacer de cuenta que yo no estaba ahí, yo la seguía como su misma sombra mientras ella se dedicaba a acomodar estupideces por todo el departamento.

— ¿Te importaría dejar de acosarme?—preguntó fastidiada.
— No. Me encanta estar detrás de ti…

Puso los ojos en blanco.

— ¿Qué cenaremos?—expresé cuando entramos a la cocina.
— Ah, no. ¿Vienes a mi casa sin previo aviso y pretendes que te cocine?
— Pero por supuesto…

Bufó histérica. ¡Me encantaba hacerla enfadar!

— Bien, no te daré muchas opciones…
— ¿Eres parte del menú? Porque si lo eres, quiero que seas mi entrada, mi cena y mi postre.

Apretó firmemente sus labios para no reírse, exhaló con fuerza y me miró con el ceño fruncido.

— No caeré en esa.
— Tengo muchas más debajo de las mangas…—advertí tomándola de la cintura y besando su cuello logrando que se estremeciera en mis brazos.

Agradecí al cielo que el bobo estuviera de viaje, tendría toda una semana para estar con Destiny como se me diera la gana.

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