Capítulo 29 - Al Descubierto

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Ayudé a levantarse a Destiny de un salto, ella se cubrió el torso con un almohadón del sofá y yo crucé los brazos sobre mi pecho.

— Yo…yo, pues…eh…—tartamudeó.

El bobo profirió un bufido de sorpresa e histeria.

— ¡Vaya! Vengo dos días antes para caerte de sorpresa, ¿y qué me encuentro? Tú apunto de fornicar con tu amiguito de la infancia… qué imbécil, no comprendo cómo pude ser tan ciego…

“Pienso lo mismo”… Pensé.

— ¡Y tú!—lo escuché gritarme, ya podía saborear la sangre en mi paladar, estaba esperando aquel golpe hacía tiempo, pero no, ningún puño magulló mi rostro— Parecías tan…consciente de que ella…iba a casarse conmigo…

Alcé las cejas, sorprendido. ¿Qué tan tonto podría ser?

Destiny se había quedado cabizbaja y en silencio mientras el bobo ponía en la mesa todos los hechos, al fin caía en la cuenta de todo.

— Entonces…en el campo…—sus ojos buscaron los de Destiny, pero ella no lo miró.
— Taehyung, vete—masculló.
— No, ni creas que te dejaré con éste—señalé con el mentón al bobo—a solas…
— ¿¡Crees que sería capaz de golpearla!?—gritó agitando los brazos, la furia se apoderó de mi cuerpo, quería golpearlo, quebrarle la nariz y dejarlo sangrando en el suelo.

Mis puños automáticamente se cerraron e hice el ademán para golpearlo, caminando hacia él.

Destiny se interpuso colocando sus pequeñas manos en mi pecho, empujándome hacia atrás.

— ¡Basta, Taehyung! ¡Vete!
— ¡No!—gruñí.
— ¡Haz lo que ella dice!—me apuntó otra vez con el dedo índice.
— Tú cierra el maldito pico.
— Maldito hijo de…
— ¡¡BASTA!!—Gritó Destiny otra vez, dejando ahogado el insulto de Bobby— ¡Ya! ¡Vete y no vuelvas!
— Entonces, ¿lo eliges a él? ¿Prefieres quedarte con este inútil, bueno para nada, con una vida monótona, y no conmigo?-mascullé.

Destiny dejó caer las manos que estaban apoyadas en mi pecho y me miró en silencio.

— ¿Y bien?— ¿Por qué la inseguridad se había apoderado de mi cuerpo? ¿Acaso ella lo elegiría…?
— A él…—susurró.
— ¿Disculpa?—alcé una ceja, perplejo.
— A él, ¡lo elijo a él, maldita sea!—explotó en llanto.

La miré, todavía estático, creo que ni hasta el bobo se lo esperaba.

El pecho se me cerró, y el corazón, que se me había hinchado de felicidad esos últimos días, volvió a achicharrarse como una uva pasa. Una negra e insignificante uva pasa seca.

Escuché carcajear al bobo, burlándose. La ira otra vez apareció y golpeé con furia el rostro de Bobby, esta vez el peso de Destiny en mi espalda no pudo frenarme.

Oí un quejido de dolor… rayos, se sentía tan bien.

— ¡Taehyung!—comenzó a golpearme en el pecho, Destiny— ¿¡Qué demonios has hecho!? ¡Déjanos en paz! ¡¡VETE!!
— ¡No!—grité nuevamente, tomándola de las muñecas, desesperado— ¡Tú no puedes elegirlo a él! ¡No después de todo lo que pasamos!
— Taehyung, me estás lastimando…—sollozó.
— ¿Por qué lo eliges? ¡No lo amas!
— ¡Taehyung, me lastimas!
— ¡¡Suéltala!!—unos brazos me rodearon y el impulso logró llevarnos a los dos hacia atrás, cayéndonos en el suelo.
— ¡Quítate de encima, idiota!—lo empujé con las piernas y me incorporé de un salto, listo para golpearlo si volvía a tocarme.
— ¡Bobby, vete! ¡Debo hablar con él!—pidió suplicante, Destiny.
— No…
— Bobby, ya te he elegido a ti, por favor, debo aclarar las cosas…—lloró un poco más, logrando que el bobo cediera.
— Si le tocas un pelo…—amenazó mirándome.
— Sabes perfectamente que no le haría daño, pedazo de…
— ¡Basta! ¡Parecen dos estúpidos niños!—chilló.

Ambos gruñimos por lo bajo, Bobby me dedicó una última mirada y luego caminó hasta la habitación contigua.

— Sólo llámame cuando quieras quitarte a éste idiota de encima…
— Ya quisieras…—farfullé.
— Los dos cobrarán una buena tunda si no se comportan…—la voz de Destiny se volvió tenebrosamente sombría.

Ambos guardamos silencio, el bobo se fue y yo inhalé y exhalé varias veces para calmarme.

— Escucha…—comenzó.
— Por favor, dime que lo que dijiste no era cierto, que no lo eliges a él…— susurré, rendido a sus pies.

— Taehyung, yo…
— Dímelo, por favor…
— Yo… no estaba mintiendo…

Las rodillas me temblaron, el tiempo se volvió lento, haciendo que la decepción amorosa fuera lenta y mortal. Sentía que mi corazón había sido extirpado del pecho y cortado en pedazos frente a mis ojos.

Jadeé.

— Entonces…—tragué saliva ruidosamente— ¿lo eliges a él? ¿No hay otra alternativa?

Negó lentamente con la cabeza y esquivó mi mirada de perro malherido.

— Sé que vivimos unos momentos inolvidables… yo de verdad que… he sentido que…
— ¿Éramos el uno para el otro?

Asintió.

— Pero le he prometido mi mano a Bobby…
— Al bobo…
— Bobby…—corrigió con firmeza— Taehyung… debo casarme con él—acarició mi mejilla, pero corrí el rostro, ofendido.
— Así que, ¿prefieres ser infeliz toda tu vida al lado de un hombre que no amas?
— No suena bien cuando lo dices de esa forma…
— Es porque es la verdad, Destiny… y lo sabes, te estás haciendo mal a ti misma.
— No es tan fácil, Taehyung. Elija a quien elija, siempre alguien saldrá herido…
— ¿Y? ¡Piensa en lo que tú quieres! Dime lo que sientes, con quién te gustaría pasar el resto de tu vida… ¿Recuerdas cuando pensábamos en nuestros hijos correteando por el campo de Mary? ¿Lo recuerdas?
— Ya es suficiente…—pidió— no lo hagas más difícil.
— Tú lo pones difícil, es elegir un camino, tú tomas el de la infelicidad siempre, siempre la responsabilidad sobre el corazón.
— Pues, así soy yo…—remató con voz hosca.

Pateé un almohadón del suelo y bufé.

— Eres una imbécil, ¿lo sabías?—dije mirando hacia otro lado.
— Si, lo sé. Ahora, por favor, vete y no vuelvas…

Cerré los ojos con fuerza, negándome que ella no me había elegido, me sentía decepcionado y con el ego herido.

— Sabes que estaré esperándote siempre, ¿cierto?
— No malgastes tu vida, Taehyung… yo no te pertenezco, ya no… Si me amas, ¿por qué no me dejas ir?

Tenía mil razones para hacerle saber de que ella era mía, era algo tonto que todavía lo dudara. ¿Y dejarla ir? Ya la había perdido una vez, no permitiría que sucediera otra vez. Tragué el nudo de llanto y agonía que tenía atragantado en la garganta.

— Bien…

Asentí y caminé hacia la puerta. Dirigí una última mirada hacia su rostro, que a pesar de estar rosado y mojado por las lágrimas, seguía siendo hermoso, y me fui con los restos de mi corazón en las manos.

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