Pasó una semana más, y ella continuaba siendo igual de glacial para conmigo, como si fuese otro cliente y no su mejor amigo de la infancia.
Yo por mi parte, la trataba con una calidez enorme, y de vez en cuando me quedaba como idiota mirándola, ¡es que estaba tan hermosa!, todo rastro de niña se había esfumado, sus piernas estaban largas, su cintura pequeña, su busto delicado, e incluso la dulzura de su voz había aumentado, cosa que yo creía imposible.
-... ¿Entendiste?- preguntó.
- Aja...-contesté con mi mano apoyada en mi mejilla, mirándola como tonto. No tenía ni idea de lo que estaba hablando.¿Qué rayos me estaba pasando?, ¡era mi mejor amiga! Dios, ¿a quién engaño? Destiny está hecha toda una mujer y ¡qué mujer!
Pronto sonó su teléfono, como siempre. Yo me volvería loco si el aparato sonara tanto, pero ella atendía con ese profesionalismo que se envidaba.
- ¿Sí?... ¿Qué?...-bufó- Si, sí...-se hizo una pausa corta- ¿cuándo?- otra pausa- esta bien, adiós. -cortó.
- ¿Qué sucede?-me incorporé, sentándome mejor en la silla y no como un estudiante de la secundaria, desparramado en el banco.
- La cita que teníamos en el juzgado se cambió de fecha, será recién en un mes...-contestó sin mirarme.
- ¿Un mes?, ¡no puedo dejar a Mary tanto tiempo sola en el campo!-ya estaba ideando un plan para volverme, ni de broma dejaría a la abuela sola.
- Taehyung, debes quedarte aquí...
- ¿Qué demonios te sucede?Ella levantó la vista.
- ¿Disculpa?-arqueó una de sus perfectas cejas.
- ¡Es de tu abuela de la que estamos hablando!, ¿Qué te sucedió, Destiny?, ¡no eres la que yo conocía!
- Taehyung, entiende...-se levantó de su silla y apoyó las manos en el escritorio, enfrentándome, pero manteniendo la calma- no soy más la niña de ocho años que conociste, soy Destiny Novotny, tengo veintidós años y una carrera increíble. No estoy para andar con viejas amistades...-concluyó volviéndose a sentar.Casi se me cayó la mandíbula.
- Has cambiado tanto, Destiny...-me levanté de la silla, yendo hacia la puerta- Jamás rompí mi promesa...
- ¿Qué promesa?Me volteé sin soltar la manija de la puerta.
- La de que no te olvidaría... pero veo que tú si me olvidaste. Creo que hasta te olvidaste de ti misma...
Abrí la puerta y salí.
Al salir me encontré con una llovizna, de esas que no mojan. Miré al cielo y cerré los ojos, dejando que las débiles gotas golpearan mi rostro. No podía creer que todo lo que amaba de ella se había ido, su inocencia, su frescura.
Entiendo que antes era una niña, pero no existe una mujer tan frívola como lo es ella ahora, menos cuando de niña era más empalagosa que mantequilla de maní pura.
¡Y ni hablar de cómo era con su familia!, ella adoraba a su abuela, y ahora con lo del campo pensé que estaría más entusiasmada en ganar el caso, pero no, siquiera por su abuela muestra emoción. Era una muchacha muerta en vida.
Caminaba aceleradamente, negando con la cabeza, sin podérmelo creer todavía. Cuando llegué a mi cuarto de hotel, me quité el estúpido traje y me puse unos jeans con una camisa a cuadros.
Odiaba vestir traje más de una vez cada tanto, ¡y ahora los venía usando todos los días! Bajé las escaleras hacia la recepción para alquilar por más tiempo la habitación, un mes tendría que estar allí, aunque claro, me iría de vez en cuando a ver como está la abuela Mary en el campo.
Menos mal que había llevado bastante dinero, lo había ahorrado para alguna ocasión y ahora me venía como anillo al dedo.
Estuve el resto de la tarde encerrado dentro de esas cuatro paredes, mirando partidos de baseball, leyendo... haciendo ocio.
A la mañana siguiente opté por no levantarme, Destiny se estaba manejando demasiado bien sin mí.
Además, no podría soportar más su carácter. No soportaba la idea de saber que yo para ella no significaba nada, al menos no llegaba ni a la mitad de lo que ella me importaba a mí.
Si bien intenté dormir, no pude. Su rostro seguía impreso en mi mente, y su nombre retumbaba en mis oídos. Quizás no la había visto en catorce años, pero su nombre había quedado impreso en el corazón... como un tatuaje.
Antes mi familia decía que cuando ambos fuéramos grandes, terminaríamos juntos. Y que yo con mis diez años, ya no la miraba a Destiny como una amiga, que lo que fui sembrando si bien empezó como amistad, estaba convirtiéndose en un amor juvenil.
"-Ya verás, pequeño Taehyung... Destiny y tú serán un adorable matrimonio cuando ambos sean adultos-" me repetía una y otra vez la abuela Mary cuando cumplí los nueve años.
Siempre supe que mi adoración hacia ella iba más allá de la amistad. Quizás sí estoy enamorado de ella, aunque ahora sea una fría y dura roca.
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Interlaced Ways
FanfictionNo creo en la casualidad ni en la necesidad, mi voluntad. -John Milton [ A D A P T A C I O N ]