Capítulo 32 - El Caso

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Desperté una mañana, y sonreí al descubrir que no estaba solo en la cama. Una persona muy pequeña, pero bella y dueña de mi corazón, descansaba a mi lado, rodeándome, o más bien, tratando de sacarme jugo por la cintura. ¡Vaya que la enana tenía fuerza!

Traté de liberarme, y con un poco de paciencia, lo logré luego de un rato. Preparé el desayuno y lo llevé a la cama.

— De acuerdo, Bella Durmiente, es hora de levantarse, hoy es el gran día—ella murmuró algo que no logré entender—. Vamos, linda…—sacudí su cuerpo y besé su frente.
— Rayos…
— ¡Y la primera palabra del día es…!—bromeé— ¿Siquiera un “buen día, querido”?
— Lo siento…“buen día, querido”—se mofó de mí y luego sacó su rosada lengua por entre sus labios hinchados.
— Mira, te traje el desayuno, ¿no soy lindo?—sonreí.
— Claro que lo eres…—se sentó en la cama y acunó mi rostro entre sus manos para besarme.

Comenzamos a desayunar, nos devoramos los hot cakes, aunque tuve que darle dos de los míos a Destiny, esa mañana andaba con un hambre voraz.

Tomamos el café para despabilarnos un poco y charlamos un rato, repasando el caso que sería esa misma mañana.

Mientras ella lavaba las tazas y los platos, yo me pegué una ducha rápida y antes de que saliera, Destiny entró también.

— Basta, que tenemos que irnos…—me retó.
— Esto pasa porque entraste a la ducha conmigo, de haber esperado te hubieras ahorrado los mimos…

Ella carcajeó y me echó de la ducha, salí algo ofendido, pero luego se me fue el mal humor.

Nos pusimos los trajes, ella tomó su maletín negro de cuero y tomamos un taxi para ir al juzgado.

No había pensado en que si no ganábamos, perdía el campo de Mary. El campo significaba mucho para ella, tanto como lo significaba para mí.

Tendría donde alojarla a Mary, pero me sentiría culpable de todas formas.
Era todo o nada, y era en ese instante.

— Hey, todo saldrá bien, lo ganaremos, tenlo por seguro…—me animó Destiny tomando la rodilla que no dejaba de mover por los nervios.

Al salir del automóvil, sentí que las piernas me temblaban y que caería al piso en cualquier momento, estaba asquerosamente nervioso. Destiny caminó delante de mí, a paso apresurado, escuchando los “tic, tic, tic” de sus tacos rebotar contra el asfalto demasiado rápido, haciendo eco en mi cabeza.

Respiré hondo y traté de relajarme.
Destiny se dio vuelta para mirarme detenidamente, estiró su mano y sonrió.

— Tranquilo, estará bien—prometió mientras entrelazábamos nuestras manos y volvíamos a caminar.

El tribunal estaba repleto de gente importante, el estrado aún estaba vacío y seguía entrando gente.

¿Acaso era público el caso?

Destiny tironeó de mi mano al ver que me había quedado estancado en la puerta y me guió hasta nuestro escritorio, o lo que sea.

Tomamos asiento y me ofreció un vaso de agua helada.

— Necesitas calmarte, no me servirás azul, respira, Taehyung…

Abrí la boca e inhalé una gran bocanada de aire.

— Ahora exhala—dijo al ver que me había quedado con las mejillas infladas y volvía a ponerme azul.

Solté el aire y cerré los ojos.

— Dios, no pensé que estarías tan nervioso…
— Ni yo…—especulé.
— Pónganse de pie para recibir a su Señoría—interrumpió un enorme tipo
vestido de guardia a un costado del estrado.

Todos obedecimos. Al incorporarme, la cabeza me dio vueltas, me apoyé sobre el escritorio y jadeé.

— ¿Te encuentras bien?—preguntó Destiny en susurros. Asentí.
— Pueden sentarse—habló la Jueza, su cara le provocaría las peores pesadillas al más valiente de los niños—. Bien, comencemos, abogados, acérquense.

Destiny y el otro abogado se pusieron de pie y caminaron hasta el estrado, se presentaron y dejaron las carpetitas con los documentos con la Jueza.

Ella los ojeó rápidamente y suspiró.

— De acuerdo. Srita Novotny, proceda.
— Gracias su señoría. Mi cliente, el Señor Kim, ha tenido un inconveniente con el departamento de finanzas, el cual amenaza con quitarle su campo, en donde se debe destacar, es no solamente su hogar, sino su trabajo.

La miré embobado, era tan linda hablando tan…profesionalmente.

—El señor Kim—me exalté al escuchar mi nombre— ha sido amenazado por éste señor—señaló al idiota del departamento de finanzas— diciendo que…
— ¡Objeción, su Señoría! Mi cliente no amenazó al señor Kim, sólo le advirtió que si no resolvía sus deudas, el campo sería embargado…
— ¿Burlándosele en su cara?—Destiny miró directamente a los ojos al otro abogado— Según el departamento de finanzas, está archivado el envío de las facturas a mi cliente, sin embargo, nada llegó.
— ¡Objeción, su Señoría!—espetó otra vez.
— A lugar—ordenó la Jueza—. Proceda, abogada. Destiny asintió y volvió a hablar.
— Mi cliente no podía pagar las facturas si tales nunca llegaron a sus manos, ése es un problema que hay con el cartero y no con mi cliente. El Señor Kim siempre pagó sus cuentas a tiempo, nunca hubo que llegar a una sesión en el corte para aclarar que el cartero del departamento de finanzas no había llevado un mapa aquél día…

Apreté mis labios para no reír.

Se escuchó un murmullo en la sala y la Jueza golpeó el estrado con su mazo.

— ¡Orden!

La sesión duró un par de horas, era una constante pelea entre los abogados, el mazo de la Jueza me estaba dando jaquecas y sus gritos ordenando que guardaran silencio también.

Me llamaron a declarar, traté de decir todo al pie de la letra, como lo habíamos ensayado con Destiny.

— Gracias, Señor Kim, puede volver a su asiento. —me dedicó una sonrisa.
— Bien, si no hay más testigos…—genial, lo teníamos ganado—, no tengo otra opción que fallar a favor del Señor Kim, en cuanto al Departamento de Finanzas, contraten personas capacitadas para dar sus entregas al campo.

Carcajeé y luego tapé mi boca al ver la mirada envenenada de la Jueza.

Sonreí oreja a oreja y abracé a Destiny por la cintura.

— Gracias, linda—la apreté con fuerzas, y luego, sentí que sus piernas se doblaban y su cuerpo se volvía flácido entre mis brazos— ¿Destiny? ¿Destiny? ¡Ayuda!—grité al ver a Destiny inconciente entre mis brazos.
— Traigan al paramédico. —ordenó la Jueza de pie en el estrado.

Antes de que el doctor llegara, y de que mi corazón dejara de latir, Destiny abrió los ojos, parpadeando repetidas veces.

— Oh, lo s-siento… —se disculpó tomándose la cabeza.
— ¿Qué te sucedió? ¿Te encuentras bien?—pregunté acariciando su rostro.
— Si, es que anoche no dormí mucho, tampoco la noche anterior…—me miró como culpándome por ello, sonreí— estoy algo estresada.

Respiré aliviado y besé su frente.

— Me diste un gran susto…—sonreí ayudándola a ponerse de pie.

Sentí que algo me vibraba en el bolsillo, metí la mano y saqué el celular. Era una llamada de Jimin.

— ¡Hola, hermano!—saludé.
— Hey, Taehyung, ¿cómo ha ido todo?
— Estupendo, hemos ganado, ¿puedes creerlo?, Destiny es excelente.
— Genial. Escucha, debes saber algo…
— ¿Qué?—pregunté apagando el éxtasis de mi voz.

Algo andaba mal.

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