Capítulo 4 - Reencuentro

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Cuando estaba por cruzar la puerta, el mismo tipo de seguridad me puso la mano en el pecho para que parara mi caminar.

Le sonreí sarcásticamente y le mostré la tarjeta.

- Veo que conseguiste como entrar...-me miró con cara de pocos amigos y me soltó. Yo carcajeé burlonamente.

Al entrar quedé perplejo, ¡era enorme!, ¿cómo encontraría a la abogadita en este lugar?, ¡era una ciudad encerrada en un edificio de veinte pisos!

- E-eh, disculpe...-tamboreé con mis dedos la superficie del escritorio de la recepcionista -, estoy buscando a...-miré el papel y abrí los ojos como platos- a la señorita Novotny...

Tragué saliva ruidosamente. No podía ser posible, sería demasiada casualidad. Debía de ser alguien con el mismo apellido, además, ¿Destiny abogada?, ¡si, claro!

- Piso quince, oficina nueve. En la puerta dice su apellido por si no la encuentra...-me indicó sin despegar su oído del teléfono que sonaba como loco y sin quitar la vista del computador.
- Gracias...

Ya que el elevador estaba atestado de gente, decidí subir las escaleras. No era un gran reto para mí, adoraba hacer deportes, ejercicios, y cualquier cosa que requiera actividad física. Cabe destacar que en los deportes soy demasiado competitivo.

En el ascenso hasta el piso quince me dediqué a reflexionar los hechos... Hacía una semana había chocado con una muchacha que tenía un aire a mi mejor amiga, había entrado a este edificio, y ahora tengo la intuición de que quizás, ella sea mi nueva abogada. Demasiada casualidad.

Sorpresivamente, las manos me comenzaron a sudar y mi corazón comenzó a palpitar con más velocidad. Al quedar enfrentado a la lisa y gris puerta con el apellido "Novotny" a la altura de mis ojos, tragué ruidosamente. Cerré mi tembloroso puño y golpeé el rectángulo de madera tres veces.

- Pase...-se escuchó del otro lado.

Abrí la puerta y entré. Ella se encontraba sentada de piernas cruzadas leyendo una carpeta mientras que con su mano libre tomaba un café.

- Señor...-se puso de pie y extendió su mano.

Yo como idiota la miré y uní mi palma con la de ella dos siglos después. No podía estar equivocado, ella era Destiny, mi Destiny. Reconocería esos ojos en cualquier lado.

- Tome asiento por favor...-me señaló la silla que enfrentaba la de ella. Sin dudar, me senté y crucé los brazos en mi pecho. Ella me miró como esperando a que yo comenzara la conversación. Aclaré mi garganta.
- Lo siento, emm...-me acomodé nerviosamente en mi silla- vengo de parte de John Garendy... ¿lo recuerda?
- ¡Oh, por supuesto! él ha sido uno de mis tutores. Es un agrado que él me haya recomendado para su caso...

Mientras hablaba, yo me perdí en ella. Era extraño estar sentado junto a Destiny después de tanto tiempo, tenía unas ganas enormes de abrazarla y decirle cuánto la había extrañado. Pero dudaba que ella me recordara.

-... en fin, ¿cuál es el caso?

Le entregué la carpeta que llevaba conmigo, la tomó y se acomodó para leer.

- Muy bien...Señor...-noté como se entrecortaba su respiración. Dirigió su vista hacia mí, atónita- Kim... Taehyung...
- Hola Destiny...-sonreí.
Ella continuaba mirándome de esa forma, perpleja. Aparentemente no estaba respirando.

Me quedé en silencio para dejar que ella asimilara todo sin presión. Esperé mirando sus facciones. Había cambiado tanto...

- Has crecido...-susurré.
Destiny aclaró su garganta.
- ¿Taehyung? -parpadeó repetidas veces.
- Veo que me recuerdas...-suspiré de alivio- ¡Vaya!, ¿con que abogada, uh?... ¿No eres muy joven?
- Es que... yo... me... los profesores dijeron que tenía mucho potencial y... terminé antes la carrera, ¿Qué haces aquí?- dijo todo atropelladamente.
- Pues, desde que te fuiste, me hice cargo del campo de tu abuela...y... es largo de contar, resumidamente está todo en esa carpetita...-me levanté de la silla- ¿No hay abrazo de reencuentro?-abrí mis brazos y ella me miró indecisa. Puse los ojos en blanco.
- ¡Oh, por favor!, ¡como si no me conocieras!-bufé.

Destiny se incorporó muy lentamente y se dejó envolver por mis brazos.

Seguía siendo pequeña y frágil, como cuando era niña. Noté que si no fuese por mí, ella no me hubiera abrazado, sus extremidades se habían quedado inertes a sus costados.
Me aparté de ella.

- Lo sé, es algo raro... quizás el asunto de los abrazos mejore con el tiempo ya que estaremos juntos en el caso...-sonreí contento.

Ella sólo se limitó a asentir. Que cambiada estaba. Quizás yo me estaba tomando las cosas demasiado deprisa.

- Bien, ehh, vamos al caso...- ¿Por qué me trataba tan distante?

El resto de la mañana me la pasé en su oficina, hablando del caso; aunque yo prefería hablar de la vida, que me contara cómo le había ido y por qué nunca más me había escrito.

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