Capítulo 8 - Derritiendo el hielo

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En todo el viaje me dediqué a observarla, a guardar cada detalle de su rostro, de sus expresiones... Sólo por si no volvía a verla después de terminar con el caso.

Bufé y ella me miró.

- ¿Qué sucede?
- Nada, nada...-sonreí.

Destiny volvió su mirada al paisaje y yo a ella. Probablemente me estaba tomando las cosas demasiado deprisa, quizás, luego del caso, ella querría seguir en contacto conmigo.

Todo dependía de éste viaje.

Habían pasando horas y ya comenzaba a oscurecer. Descubrí que ella tenía sueño por un bostezo que se escapó de entre sus rosados y carnosos labios. Reí al verla tratar de mantenerse despierta, sus párpados caían y ella los obligaba a conservarse arriba. No quería perderse de nada.

A la media hora, cayó rendida sobre el cabezal del asiento. Aproveché la ocasión y acaricié levemente su mejilla. Suspiré y dejé caer mi mano.

Se quejó y corrió lentamente su cabeza hasta mi hombro, luego de recostarse en él, su brazo rodeó el mío en una fuerte presa. Suspiró satisfecha y yo reí por lo bajo.

Terminé durmiéndome con mi mejilla apoyada en la coronilla de su cabeza.

- Disculpe, ¿Señor? -sacudió mi hombro la azafata. Abrí los ojos, sobresaltado-. Lo siento...-se disculpó- he de avisarle que hemos llegado.
- Oh, genial, gracias...-restregué mis ojos y bostecé.

Miré a mi lado y Destiny aún continuaba durmiendo y abrazando mi brazo. Me dio pena despertarla, pero debía hacerlo, teníamos que ir al campo...

- Destiny...-besé su frente.
- No aún...-susurró.
- Es tiempo, ya llegamos.

Ella se incorporó de un salto.

- ¿¡Qué!? ¿¡Ya llegamos!?
- Hey, hey, tranquila...-tomé sus manos y la miré a los ojos- te prometí que todo estaría bien, así que respira...estás azul.

Me obedeció y comenzó a inhalar y exhalar.

- ¿Mejor?-pregunté.

Ella solamente asintió.

Bajamos para buscar los bolsos. No dejé que ella llevara nada, aunque claro, como testaruda que es, terminó llevando un bolso a su espalda.

Fuimos caminando en silencio, estaba harto de siempre tener que ser yo el que comenzaba la conversación, esperé a que ella lo hiciera, pero se encontraba hundida en sus pensamientos.

Suspiré para darle señales de que quería hablar, pero Destiny no se percató. Continuamos unos trescientos metros más en silencio, caminando por la carretera, hasta que al fin despegó sus labios para conversar.

- ¿Crees que me recuerde? -me tomó por sorpresa esa pregunta.
- ¿Tu abuela?-me miró poniendo los ojos en blanco- por supuesto que sí...te extraña demasiado, no hubo un día en el que no me hablara de ti.
Suspiró.
- No puedo evitar...sentirme culpable.

"Deberías"... Pensé.

- Es decir, nunca le escribí...tampoco a ti. He sido terrible.
- Eres una adicta al trabajo...
Carcajeó sin ganas.
- Quizás...-lo admitió a medias y sonrió. Se veía tan adorable y comestible.
- Nunca es demasiado tarde, sobretodo si estás arrepentida...-la animé mirando el sol que comenzaba a descender, ella siguió mi mirada.
- Oh Dios mío...-apreció el atardecer conmigo.
- ¿Lo recuerdas, uh?-sonreí.
- Más o menos... recuerdo que pasábamos horas en nuestra casa del árbol...
- Aja...-asentí- ¿Dónde están tus padres?-cambié de tema.
- Amm, ellos... se mudaron a California, yo debía quedarme en la ciudad, ya sabes, por mi trabajo...
- ¿No hay otra razón?-arqueé una ceja, era predecible cuando ocultaba algo.
- No. -sentenció.
- Hmmm...- Destiny golpeó amistosamente mi hombro con su puño, sonreí.
- ¡Has vuelto! -la abracé por los hombros, como pude, ya que tenía dos enormes bolsos colgando de mis brazos.
- ¿He vuelto?-arqueó una de sus perfectas cejas castañas.
- Sabía que el campo te haría bien, ¡y eso que apenas llegamos! Sorprendente que ya estés sonriendo y bromeando conmigo...

Se encogió de hombros.

- Creo que me he pasado de la raya con el trabajo...
- Al fin te das cuenta. Tienes veintidós años, Destiny, debes vivir como una joven de tu edad, saliendo a las discos y embriagándote...-bromeé y ella rió conmigo.
- No tan así...-hizo una mueca de disgusto.
- No sería nada agradable viniendo de una finura como tú...-sonreí y la miré por el rabillo del ojo. Olvidé que continuaba con mi brazo rodeándola.
Lo quité algo avergonzado y pronto sentí calor en las mejillas.

Interlaced WaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora