Capítulo 31 - Volviendo al comienzo

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[Taehyung]

Decidí no ir a mi departamento, últimamente ese lugar me recordaba a que Destiny no me pertenecía, tan vacío, sin su voz melodiosa, sin su sonrisa deslumbrante...

Suspiré. ¿Qué remedio tenía? Lo había dado todo y aún así me quedé con nada.

El bobo había ganado y tendría que aceptar la derrota. Demonios.

Sin darme cuenta, volví a aquel muelle al que había ido aquella vez, cuando me enteré del compromiso de Destiny.

Me senté en uno de los banquitos cerca de la orilla y dejé caer mi cabeza entre mis manos. Tenía ganas de llorar, de gritar, de golpear cosas. Jamás me había sentido tan humillado y decepcionado.

Es horrible cuando crees que las cosas van en marcha y terminan siendo una total farsa. Es espantoso cuando confías en alguien y te traiciona, se burla de tus sentimientos.

Aunque claro, nadie dijo que era fácil. La vida en sí no es fácil, pero tampoco nadie dijo que sería así de difícil. Los recuerdos me invadieron como un montón de flashes frente a mis ojos, uno tras otro, torturándome, diciéndome lo feliz que había sido con ella, mostrándome todos los planes rotos, nada de hijos, ningún matrimonio perfecto. Nada.

Una leve llovizna comenzó a golpetear mi cabeza y espalda. Levanté el rostro y miré al cielo.

— Oh, vamos, ¿algo más?—expresé algo molesto, aunque la lluvia me encantaba, no hacía linda combinación con el momento que estaba atravesando.

Suspiré otra vez y volví a dejar caer mi rostro entre las manos. Me sentía cansado, herido, con ganas de volver al campo a estar tranquilo. No quería volver a verla, me hacía mal tan sólo pensar en ella.

La lluvia aumentó y pronto estuve empapado, pero poco me importaba pescar un resfriado. Decidí incorporarme e irme a mi solitario cuarto de hotel.

Caminé por las calles vacías, la tormenta era lo bastante fuerte como para que nadie saliera. Choqué con varias personas, no estaba prestando atención en lo más mínimo.

Algunas me insultaban, otras se disculpaban y hasta creo que sintieron pena por mí al levantar la vista y toparse con mi lúgubre rostro.

Mis pies se arrastraban en el húmedo cemento de la vereda, mis brazos estaban inertes a mis costados y mi cabeza estaba gacha. Perdedor. Ésa era la palabra que me definía con exactitud en ese momento, un total y completo perdedor.

Llegué al hotel y presioné el botón que llamaba al ascensor. Miré hacia la pantalla que marcaba en qué piso se encontraba, cuando los números comenzaron a hacer cuenta regresiva para llegar a planta baja. Se abrieron las puertas y entré, para luego apoyar todo mi peso en el costado derecho de mi cuerpo. Las gotas de agua de lluvia bajaban por las puntas de mi desordenado cabello y caían mojando mi rostro.

Había llegado a mi piso, y me encontraba caminando hacia mi lecho de muerte, metafóricamente hablando. Tenía planeado acostarme y quedarme allí, postrado en la cama sin hacer nada.

Pero algo me sorprendió cuando traté de abrir la cerradura con la llave. Ya estaba abierto, alguien había entrado a mi cuarto.

Perfecto, no de verdad, ¡espléndido! Resulta que ahora me habían robado, ¿cierto? ¿Acaso las cosas malas deciden aparecerse todas a la vez?

Giré la manija y entré para verificar que... todo estaba en su lugar. Salvo una persona que se encontraba sentada en el sofá.

— ¿Qué haces aquí?—pregunté en un tono sombrío y tirando las llaves en la mesa.
— Vine a verte—contestó ella.
— Escucha, Destiny, no deseo hablar, no deseo escucharte, y sobretodo no tengo ganas de verte.

Interlaced WaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora