FINAL - Una última sorpresa

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Habían pasado días desde aquella triste noticia, todavía oía a Destiny llorar por las noches, era algo que me torturaba y agrandaba el agujero de mi pecho.

Yo siempre trataba de calmarla, acariciando su rostro o su cabello, y abrazándola para evitar que se desmoronara… otra vez.

Sus desmayos aparecían de vez en cuando, claro que la señorita se rehusó a ir a ver al médico, ¿qué tienen las mujeres contra los hospitales? Luego de dos semanas, todo comenzaba a ser como antes.

Ambos estábamos pensando en ir a vivir al campo, justo como Jimin me había aconsejado. A propósito, Jimin finalmente fue padre. Mi sobrina era un ángel, preciosa, perfecta… un regalo de Dios que traía felicidad en aquellos días tristes.

En fin, las cosas parecían volver a su lugar, aunque había que admitir que la anciana se hacía extrañar enormidades.

El volver al campo y encontrar la casa vacía fue una gran patada al hígado, todo se veía tan diferente, tan…muerto.

— No voy a soportar vivir aquí sin escuchar su voz, Tae…—comenzó a sollozar, Destiny.
— Lo sé, pero es lo que ella hubiera querido, ¿quién viviría aquí, sino?—la tomé por los hombros y la ayudé a entrar a la casa.

Ella respiró hondo y cerró los ojos un momento. Levantó una comisura de sus labios, formando una sonrisa algo amena.

— ¿Qué sucede?—pregunté alegre, al fin Destiny sonreía.
— Es algo extraño de explicar… pero huelo al famoso guiso de la abuela, ¿a que no?... vamos, inténtalo. Cierra los ojos…

Sonreí y la imité.

Era verdad, era como si hubiéramos vuelto en el tiempo, y la abuela estuviese cocinando en la cocina para nosotros. Aunque era algo decepcionante saber que si íbamos allí, la cocina estaría vacía.

— Vaya…—suspiró— ahora tengo hambre, genial…—puso los ojos en blanco.

Me troné los huesos de la espalda y suspiré.

— Bien, ¿qué quieres comer?

Ella hizo un mohín y sonrió.

— ¿Qué talentos culinarios tienes?
— Pues, puedo preparar sopa…—bromeé y ella rió conmigo.
— Vamos, dime…
— ¿Deseas algo relativamente elaborado?
— No lo sé, pero quiero comida, no cualquier cosa…—mordió su labio inferior y se metió una galletita del paquete que llevaba consigo.

Entrecerré los ojos y pensé.

— ¿Pasta con salsa de tomate y queso?
— ¡Y albóndigas de carne!
— De acuerdo, eso es mucho pedir…

Destiny me miró e hizo sobresalir su labio inferior, haciendo una especie de puchero.

— Está bien, pero debes ayudar…
— Sin problemas…—sonrió y tomó mi nuca para arrastrarme hasta sus sonrosados labios.

Aún con las valijas y cajas ocupando toda la entrada, nos encaminamos a la cocina, donde sacamos todos los ingredientes.

Tratamos de divertirnos, de dejar el agobio atrás y disfrutar el hecho de que estábamos juntos.

De vez en cuando jugábamos con la salsa, pasándonos la cuchara de madera llena de salsa por la cara y carcajeando como si fuésemos niños.


Al fin y al cabo, el almuerzo estuvo listo. Nos sentamos en la mesa familiar y nos devoramos la fuente de pasta. Últimamente Destiny me sorprendía con su cambio de apetito, no comprendía cómo podía comer tanto una persona de contextura física tan pequeña.

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