Capítulo 27 - Como Adolescentes

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Al otro día, abrí los ojos, y lo primero que noté, fue a Destiny abrazándome de una forma que parecía no querer soltarme jamás. Sonreí y afirmé el abrazo delicadamente.

Conté hasta diez para levantarme, pero volví a comenzar el conteo una y otra vez. No quería levantarme, estaba muy cómodo allí.

Cuando llegué a cuatrocientos noventa, casi quinientos, suspiré y me levanté de mala gana. Destiny continuaba en el noveno sueño, muy cómoda cubierta solamente con aquella sábana azul pálido. Besé su frente y me vestí para luego encaminarme hasta la cocina.

Miré la hora: 10:30 AM. Pensé en prepararle un suculento desayuno, en aquella cocina había millones de cosas para preparar algo decente. Tomé la wafflera y comencé a hacer la preparación en un tazón.

Hice unos cuantos waffles, ella de seguro se comería dos o tres como mucho, yo en cambio, con mi increíble metabolismo, devoraría seis al menos.

Se me ocurrió la brillante idea de comprarle una rosa, aquella mañana andaba muy romántico. Tomé las llaves y bajé velozmente por las escaleras hasta salir del edificio. A las tres cuadras encontré a un vendedor de rosas, muy amable el señor, me dio la más roja y aromática de todas.

Volví sonriente hasta el departamento, y cuando llegué, todo se encontraba igual. Destiny aún dormía y los waffles se enfriaban.

Hice dos cafés bien cargados y coloqué las tazas en una mesita de desayuno, puse los waffles con miel y puse la rosa entre mis labios. Gracias al cielo no tenía espinas.

De una sutil patada abrí la puerta y me senté a los pies de la cama.

— Linda…—la llamé tocando su muslo y quitando la flor de mi boca.

Apretó sus ojos y suspiró.

— Te traje el desayuno…—me acerqué a ella arrodillándome y apoyando mi mentón en mis antebrazos.
— Hola…—saludó restregándose los ojos.
— Buen día…—besé sus blancos y delgados dedos.

Ella acarició mis labios y luego guió su mano hasta mi mejilla, abrió sus grises ojos y me dedicó una bella sonrisa.

— Eres hermosa, ¿lo sabías?—susurré.
Suspiró.
— ¿Por qué te amo tanto, Taehyung?

Sonreí ampliamente, mostrando mis dientes y achicando los ojos.

— ¿Tienes idea de lo feliz que me haces al decirme eso?
— Si…—asintió jugando con un mechón que sobresalía por mi frente.
— Hice waffles…—levanté las cejas con aire de cocinero profesional, ella carcajeó.
— ¡Oh, Taehyung! ¡Se ven deliciosos!—relamió sus labios mientras se acomodaba entre las sábanas para sentarse.
— Y te traje esto también…—tomé la rosa y la rocé por su nariz, haciéndole cosquillas.
— Gracias—expresó oliendo la rosa— es muy tierno de tu parte…

Besé sus labios con un amor incondicional, profundo y me senté a su lado para comenzar a desayunar.

— Tienes… miel en…—sus grisáceos ojos se clavaron en mi boca y titubeó antes de pasar su lengua en mi mentón hasta la comisura de mis labios como si yo fuese un helado.

Gemí.

— ¡Eso fue muy sexy!—dije levantando las cejas, lleno de júbilo
.
Rió chupándose los dedos que tenían restos de miel.

Jugueteando, pasé mi dedo índice por el tarro de miel y luego lo rocé por su mentón hasta llegar a su boca.

— ¡Está todo pegajoso!—se quejó.
— Déjame solucionarlo…—aquello salió con un tono seductor que escondía fiereza animal.

Abrí mi boca y pasé mi lengua por su cuello (aunque no había miel en él) hasta llegar a su mentón y luego subí un poco más hasta llegar a su boca, donde me deleité con sus carnosos labios dulzones.

Si bien comenzó como un juego, los dos terminamos con la cara y cuello llenos de miel. Carcajeábamos mientras nos “lamíamos”, literalmente, el uno al otro. El calor comenzaba a invadirme, por lo que me levanté y corrí la mesita de desayunar. Destiny esperó pacientemente, acomodándose en el centro de la cama.

****
— Mira el lado bueno, ya quemamos los carbohidratos…—Destiny golpeó mi hombro y carcajeó.
— Eres un pervertido…
— Lo sé—besé su frente y acoplé mi cuerpo desnudo al de ella.
— Cálmate, Taehyung… me dejarás sin fluidos en el cuerpo…—comentó alejándose un poco de mí.
— Lo siento, no es mi intención, además, estoy cansado, pero “él” no piensa igual.

Comenzó a reír con ganas.

— ¡Eres terrible!

Reí junto a ella.

— ¿Qué quieres que haga? Ya no puedo controlarlo, mi cuerpo te pide todo el tiempo, linda…
— Tomaré eso como un cumplido…
— Aunque no lo creas, de alguna extraña forma, era un cumplido…

El resto de la mañana la pasamos acostados en la cama, era domingo y lo teníamos más que merecido.

Todo parecía ir sobre ruedas, todo era perfecto.

Destiny, llegando el mediodía, se puso a cocinar el almuerzo. Comimos abrazados en el sofá, mirando alguna película boba que a ella la hacía llorar.

Apreté mis labios para no reírme y la abracé para consolarla.

— ¿Tan mal te pone?—murmuré.
— Es que es muy bella, él hace hasta lo imposible para hacerla recordar…

Rodeé los ojos. La película era linda, sí, pero no me gustaban tan…melosas, y “The Notebook” estaba en la categoría de “melosas al 100%”.

— Yo haría lo mismo por ti…—le dije cuando la película estaba llegando a su fin— Te amo de esa forma, incluso más que eso…—la miré a los ojos.

Absorbió por la nariz y parpadeó repetidas veces.

— ¿De verdad?

Asentí.

Besó mis labios y se refugió en mi pecho.

— También te amo…—concluyó y yo sonreí.

Interlaced WaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora