06.Gerard Way

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Cuando Gerard recuperó la consciencia, al principio le costó abrir los ojos y acostumbrarse a la iluminación del lugar donde se encontraba. Ya no sentía un malestar tan grande, al menos no sentía que estaba muriendo, parpadeó rápidamente tratando de enfocar la vista y se encontró primero con un blanco techo, del cual provenía tanta luz, después dirigió su vista hacia su lado derecho, tenía puesta una vía sanguínea a través de la cual se le estaba administrando un suero, y desde allí, evaluó toda la periferia del lugar, el cual se trataba de un cuarto de hospital, salvo que no sabía cómo había llegado allí, hasta que su vista se detuvo en el lado izquierdo de la habitación, donde se encontró con aquel tipo tatuado sentado en una silla, estaba tan distraído con su celular que ni siquiera se dio cuenta de que Way había despertado.

«Okay». Pensó Gerard. « ¿Ahora qué hago? ¿Qué digo?».

Sentía que la vida era una perra con él al hacer que últimamente se estuviera topando con el tatuado en sus peores momentos.

Al final, no hizo falta que dijera algo, porque Frank levantó un poco la vista del celular y entonces pudo ver ya se había despertado.

— ¿Estás bien? ¿Te sientes mejor? — Le preguntó.

— Y-Yo... ¿P-por qué estoy aquí?

— ¿No lo recuerdas? — El mayor negó con la cabeza. — Un idiota... Y por idiota me refiero a mí... Casi te atropelló en la calle.

— S-seguramente fui yo quien cruzó sin fijarse, a veces... A-a v-veces suelo ser m-muy torpe.

— Como haya sido, lo importante es que estás bien y no te pasó nada. Me asusté mucho porque te desmayaste y te traje a esta clínica, el doctor dijo que te desmayaste porque estás enfermo, te está administrando un medicamento a través de esa cosa. — Señaló el porta-sueros. — Dijo que cuando el medicamento se acabe, vendrá a chequearte una vez más y podrás irte a casa. También te recetó unos medicamentos. No tienes que preocuparte, todo correrá por mi cuenta.

— N-no tienes p-por qué hacer eso. Y-yo pu-puedo pagarlo todo.

« ¡AAAY NOOOO! ¡ME VOY A MORIR DE LA VERGÜENZA!».

— La verdad es que sí tengo que hacerlo porque no hay que olvidar que casi te atropellé.

— Me habrías hecho un favor. — Balbuceó.

— ¿Disculpa?

— Que no te tomes tantas molestias, por favor.

— No son molestias, en serio.

— Yo creo que sí, seguramente te causé algún problema. Estoy casi seguro de que ibas a alguna parte y evité que llegaras.

— Al trabajo, sí.

— ¡¿Ves?! — Se cubrió el rostro con una mano. — ¿Qué haces aquí perdiendo el tiempo? ¡Deberías irte!

— Ya notifiqué que llegaré muy tarde porque tuve una emergencia, no te preocupes. Ahora lo importante es que estés bien, Gerard. — En las mejillas del mencionado se asomó cierto sonrojo al haber oído al tatuado pronunciar su nombre por primera vez.

— ¿C-cómo sabes mi nombre?

— El doctor me entregó tus cosas, entre ellas, tu ID.

— Ah... — Suspiró. — ¿Y tú eres?

— ¿Tampoco recuerdas que te dije mi nombre? — Sonrió. — Me llamo Frank Iero.

— Esta vez no lo olvidaré.


Estoy seguro de que no lo olvidaré.

Este ha sido el primer contacto con un hombre tan apuesto en mucho tiempo, así que estoy seguro de que, a partir de mañana, cuando ya no vuelva a verlo alguna otra vez en toda mi vida, estaré recordándolo, estaré recordando a un hombre guapo llamado Frank Iero, que estuvo a punto de atropellarme.

Life Online; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora