16.Coincidences

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Tardé en conseguir un taxi, por eso llegué al restaurante diez minutos tarde.

Pensé que Bert ya estaría allí esperándome y por lo tanto, yo, muy apenado, tendría que disculparme por haber sido impuntual y la poca seguridad que había logrado juntar se desmoronaría por completo, ya que habría acabado sintiéndome como un desastre. Pero esto no ocurrió porque cuando llegué, Bert no estaba.

Agradecí su impuntualidad porque así la mía quedaría justificada.

Eran las 9:10, así que si él llegaba a las 9:15, no iba a enojarme, me lo iba a tomar bien porque yo también había llegado tarde después de todo.

Pero se hicieron las 9:30 y Bert simplemente no apareció.

Estuve estos veinte minutos esperándolo y preguntándome si debo llamarlo o no, la respuesta debería ser obvia, debí llamarlo desde un principio ¡Pero es que odio las llamadas telefónicas! ¡Me ponen nervioso!

Cuando por fin selecciono su nombre entre mis contactos y estoy a punto de darle el icono de llamar, me detengo al ver a nada más y nada menos que a Frank Iero frente a mí, está a unos metros de distancia, pero nuestras miradas se encuentran... Parece que él decide acercarse.

Y justo en este momento, mientras Frank camina hacia mí, Bert me llama por teléfono.


Frank llegó a las nueve y media exactamente. Como un loco, estuvo viendo desesperadamente para todos lados, detallando las caras de todas las personas que circulaban fuera del restaurante, por lo visto, Gerard no estaba allí.

— Mierda... — Refunfuñó. — Seguramente ya se fue.

Se sintió como un completo estúpido por haber pasado tanto tiempo dudando si salir o no.

«Todo me pasa por ser un maldito indeciso». Se lamentó.

Sentía que, nuevamente, había dejado pasar una buena oportunidad.

Se dispuso a regresar a casa si ya no tenía nada que hacer, si ya lo había arruinado todo. Pero antes de irse, alguien llamó su atención; un chico parado frente al restaurante viendo su celular, tenía un impresionante cabello de color rojo, ya lo había visto antes cuando buscaba a Gerard con la mirada, pero lo dejó pasar, sin embargo, ahora sí que tenía el tiempo de poder detallarlo, ante sus ojos, ese chico parecía una versión viviente de Party Poison, de repente, el chico pelirrojo levantó la mirada y cuando sus ojos se encontraron, se quedó sin aliento al ver que se trataba de Gerard Way.

Sin dejar pasar la estupefacción por aquel cambio de imagen tan drástico, se acercó a él.

— ¡Frank! — Exclamó el mayor una vez que estuvieron frente a frente. — ¿Qué haces aquí?

— Y-yo... — Antes de dar una respuesta, se fijó en que el teléfono de Gerard en su mano estaba vibrando y en la pantalla decía "Robert McCracken". — ¿Es Bert?

— ¡¿Q-qué?! — Abrió la boca mientras señalaba la pantalla. — ¿L-lo conoces?

— Él trabaja conmigo y... Creo que deberías contestar.

— S-sí... Claro.

Pasando el shock del momento, atendió la llamada de McCracken, a quien más le valía tener una buena explicación para no haber aparecido.

— ¿H-hola?

— ¡Gee! — Bert era tan confianzudo. — Hasta que por fin contestas. Perdón por no haberte llamado antes, sé que ya te envié un mensaje, pero de todas formas quería escuchar tu voz, ya sabes... Como en los viejos tiempos. Sin embargo, no tuve tiempo de hacerlo porque he estado ocupado con mi viaje.

Life Online; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora