El Desafío

Capítulo 3: El llamado sin respuesta.

Denise llegó al laboratorio después de clases, para seguir cumpliendo con su castigo. La profesora Bezna el día de hoy tenía más visitas que de costumbre. Una chica y un chico que se veían más menos como de quince, estaban limpiando el polvo de las vitrinas.

-Buenas tardes profesora.

-Buenas tardes señorita Rosner, mire, hoy tenemos compañía, ¿Puede creerlo?

-Sí –dijo Denise de mala gana, mirando todos los frascos que le quedaban por lavar.

-Comience su trabajo para que pueda irse pronto.

-Cómo diga.

-No mire con esa cara de "qué injusticia", ellos no son mis castigados, son de mi colega...lamentablemente tuvo que irse antes por motivos personales. –le comentó mientras estaba en su computador portátil. Nadie le está preguntando, dijo Denise en sus pensamientos. Ella sólo quedó en silencio, no quería buscar discusión, sólo se limitó a hacer lo que debía, así que se colocó guantes y comenzó a lavar los frascos.

Desde ayer que la chica trataba de mantenerse al margen de cualquier conversación. Lo que le ocurrió la ha mantenido pensativa y han surgido más dudas, más preguntas que al no poder responderlas concretamente, se ha ensimismado y frustrado con todo ello.

En tanto estaba actuando por inercia: lavando, enjuagando, lavando enjuagando con una mirada fija en el agua que caía del grifo, escuchó estrellarse algo en el suelo, que se rompió en muchos pedazos. Denise se volteó a mirar, viendo una pipeta de vidrio que estaba hecha añicos en el piso, provocado por la chica morena que estaba sacudiendo el polvo de unos estantes. Ella se puso muy nerviosa, mirando a la señorita Bezna.

-No fue mi intención, la cosa rodó y no alcancé a tomarla.

-Présteme la escoba y la pala que están en ese rincón –dijo la profesora suspirando y levantándose de su asiento, mientras que la chica asintió.

-Parece que tomará su auto y se irá más temprano –susurró el chico a espaldas de Denise. Ella no pudo evitar una leve sonrisa por el comentario.

La señorita Bezna, echó todos los pedazos en una caja de basura de materiales corto punzantes y ocupó el fregadero para lavarse las manos. Mientras estaba en ello, la inspectora, un ser huesudo y de lentes, llegó.

-Señorita Bezna, hay un padre que pregunta por usted, dice que lo citó hoy a las seis con quince.

-Oh, lo olvidé completamente –dijo, sacudiendo la cabeza, yendo hacia al dispensador de toallas desechables.

-Dígale que voy de inmediato.

-Claro, se lo diré –la inspectora asintió y se retiró.

Todos habían quedado expectantes, el castigo al parecer terminaba más temprano de lo normal.

-Como ya oyeron iré a hablar con el padre de un jovencito problemático y... como no puedo dejarlos solos en el laboratorio por reglamento interno de la escuela, tendrán que salir, pero apenas me desocupe, podrán volver a sus quehaceres- la cara de todos los chicos se tornó en una desilusión.

La profesora se dirigió a las oficinas y los chicos fueron a dar una vuelta, mientras que Denise dobló hacia el pasillo contiguo sentándose en una banca para descansar y revisar sus mensajes del celular. Kevin le envió un video en donde mostraba a Rosco cayéndose de una barandilla al estar haciendo una maniobra de pasamanos. Pero qué torpeza, ¿Cómo se pudo caer en eso tan simple? , escribió la chica.

Habían pasado más de quince minutos y recién se escuchó que la puerta del laboratorio se abrió.

-Por fin- exhaló Denise. Se levantó y dobló hacia el pasillo rumbo al laboratorio.