Capítulo 23: Persecución

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Denise tuvo permiso para faltar un par de días a clases por asuntos de su propia seguridad. Su padre le había dicho a la directora los motivos, claramente sólo mencionó que Melissa había intentado agredirla, porque si decía que le apuñaló, no habría pruebas que lo hubiesen demostrado, salvo un pequeño rasguño en su panza. Esto fue comunicado a los padres de la pelirroja, los que le suspendieron su asistencia a clases y retomaron las sesiones de terapia psicológica con su hija.

Los días han pasado y Denise no puede tener rencor con su amiga, ella siempre ha sido una chica dulce y soñadora, que no podría hacerle daño ni a una mosca. Esta Melissa de ahora es sólo un reemplazo que suplantó a la verdadera, pero que la chica Rosner no duda que volverá algún día. A pesar de todo, sus compañeras de escuela le han demostrado rechazo y desprecios porque la culpan a ella de que Melissa haya vuelto a faltar a clases, lo que en estos momentos la tiene sin cuidado.

Debe admitir que han sido buenos días, después de no ver a su amiga. Se pregunta si es que Emma llegase a aparecer, volverá en las mismas condiciones que Melissa y se confabularán para atentar en contra de ella. De tan solo pensarlo, se le revuelve el estómago, pero la calma el hecho de que por lo menos está bien de salud, que le da la ventaja de escaparse sí es que eso llega a ocurrir. Bienestar que se lo atribuye a Caleb, el chico que cala profundo en su corazón, pero que las circunstancias han hecho de ella una aparente chica desagradecida y egoísta en compartir los sentimientos que él no duda en demostrar, a pesar de la situación. Para Denise, es difícil, no puede ignorar lo que pasa a su alrededor, no puede ser la misma chica constante y dócil que fue en la playa. En la ciudad los problemas se escuchan más fuerte pues no están las olas del mar que los callen, y las penas son más amargas porque no está esa dulce y fresca mañana costera que le da el ánimo para comenzar optimista el día, pero fuera de todo ello y como dicen las chicas de su escuela, debe despabilar, no todos los días, se aparece un guapo como Caleb a su vida, tiene que aprovechar el tiempo que le queda en el país, ya pronto se irá y lo bonito de la amistad que se ha hecho entre ellos se marchará en el avión que tome el chico a la hora de partir, aunque a Denise le gustaría que nunca terminara así la historia que tiene con él, pero no puede hacer nada al respecto más que estar frente a la puerta de su departamento, con una caja de pizza en la mano, esperando que pueda aceptar sus disculpas, ya que los mensajes por teléfonos no se veían muy convincentes. Era lo que se le ocurrió luego de salir de la escuela.

-¿Denise? ¿Qué haces aquí? –preguntó el chico, pareciendo que iba a salir, pues la chica aún no golpeaba la puerta.

-Creo que vine en un mal momento –dijo ella –Pero toma –estiró sus manos, entregándole la caja de pizza –Disfrútala, tiene tocino y extra queso –agregó con una sonrisa. Él recibió una de sus comidas favoritas, curvando levemente sus labios.

-Me ahorraste el viaje de ir por una pizza en el camino.

-Bien, no te quito más tiempo –respondió Denise, la chica se marchaba, pero Caleb la tomó por el brazo.

-Espera, debemos comer esta pizza, sería un pecado dejarla que se enfríe, estando recién hecha...ven, pasa.

Después de todo fueron al balcón del departamento a comer, acompañados de unos vasos de Sparletta. El aire estaba agradable a esa altura. Denise, teniendo una tajada de pizza en la mano, se dispuso a hablar decididamente.

-No sabes, lo agradecida que estoy contigo, Caleb, quiero que lo sepas –le quedó mirando sin pudores, transmitiendo esa sinceridad que había en sus palabras. El chico se mantuvo taciturno por algunos momentos. Dispuesto a responderle, sonó el timbre.

-Debes esconderte –se levantó del asiento y tomó a Denise del brazo, llevándosela hasta el pasillo que conduce a las habitaciones. –Espera en mi cuarto.

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