Capítulo 33: La orden

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Zeta observaba desde la penumbra de su habitación, la luminosidad de un Johannesburgo nocturno, sagaz, lleno de secretos en sus calles, alguno de ellos tan preciados e invaluables que podrían costar vidas... A veces sentía que iba a perder la paciencia, que sólo iría en busca de Jota para golpearlo hasta que escupiera la verdad. La consecuencia de dicho impulso sería caótico, él lo tiene muy claro y es lo que frena su ansiedad.

Aquellos pensamientos lo llevaban a considerar comunicarse con Allison. De alguna manera necesitaba sentir algo de apoyo.

─¿Bueno?

─ Hola hermanita ¿cómo estás?

─ ¿Cómo quieres que esté? Si la gente ha hecho videos sobre ti que se han viralizado... he tenido que encargarme de desaparecerlos de la web antes de que la organización se entere ¿No crees que estás yendo demasiado lejos? ­─susurraba Allison desde el otro lado de la línea muy disgustada.

─ ¿Y no te has preguntado por qué aparezco en uno de esos virales peleando con Jota?

─Obvio que te lo quiero preguntar, pero primero tenía que regañarte.

─ ¿Recuerdas cuando te dije que Denise estaba siendo extorsionada la última vez que viniste?

─Sí, lo recuerdo perfectamente

─No te lo había querido decir para no preocuparte... Descubrí que alguien contrató los servicios de la organización para destruir a los Rosner y el encargado de llevar el trabajo a cabo es Jota.

─No puede ser... –dijo Allison cambiando su tono gruñón por una notoria inquietud –Zeta ¿Qué vas hacer? Jota es, es...es un maldito.

─Estaba pensando que podrías averiguar en la base quien es esa persona que desembolsó dinero para pedir a Jota.

─Sabes que el sistema informático de la organización para acceder a los archivos es impenetrable. Nadie puede hacerlo, a menos que estés encargado de ello.

─Bueno, de todas maneras, tenía que preguntártelo...desde mi posición no puedo hacer casi nada para ayudar a Denise –exhalaba frustrado, mientras apoyaba su codo en el vidrio del ventanal.

─Me imagino que Jota ya sabe que no estas de su lado, por algo se pelearon en el bar.

─Sí, ya lo sabe.

─No tardará en decírselo a toda la organización.

─Él no lo hará.

─¿Cómo estás tan seguro de eso?

─Si hay algo en lo que se parece a mí ese desgraciado, es que le agrada guardar secretos de los demás para sacar ventajas de ellos y ocuparlos como medidas de extorsión.

─Si es que su trabajo se llega a complicar por tu culpa, lo dirá cuando tenga que rendirle cuentas a la organización.

─Dirá algo que no se basa en ninguna prueba concreta, porque no me verá ayudando a Denise.

─Entonces ¿no la ayudarás?

─Sí lo haré, pero a través de otra persona

─ ¿De quién?

─Tú tranquila hermanita...

─Zeta –le interrumpió ella.

─ ¿Qué?

─Dime la verdad... es que lo pienso y no puedo dimensionarlo: ¿Te gusta Denise? ¿Por eso pediste que tu receso fuese en Sudáfrica?

─Todo el dinero que posee el señor Rosner es muy tentador para que afloren esos sentimientos en su hija.

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