El Desafío

Epílogo

Durante la tarde, Karen continuó sintiéndose débil, situación que no pasó por alto para decidirse e ir por ayuda. Después de ser examinada por un doctor, quien no comprendía para nada el contexto de las circunstancias, la dejó hospitalizada en la clínica de la institución, debido a los resultados confusos que arrojaron sus exámenes.

Pasada la media noche, la lluvia seguía cayendo como lo ha hecho durante todo el día. Ella despertó, dilucidando las gotas de la ventana que brillaban con la luz de la calle. Como siempre, sintió un gruñido de su estómago hambriento. En la mesita que tenía al lado, había dos gelatinas para comer, que una de sus colegas le obsequió. No podía mover el brazo con libertad al tener una bajada de suero conectada a la vena, por lo que le resultaba difícil alcanzar su insípida pero deseada comida. Una mano grande y de coyunturas prominentes, emergió de la oscuridad, acercándole los aperitivos.

Hobbs, saltó del susto que le provocó esa extraña y aterradora aparición. Quiso tomar su celular, para prender la luz de la cámara, pero no estaba.

─Tienes bastantes mensajes ─pronunció meditativo, prendiendo la pantalla del celular

─Tú... mi teléfono... ¿cómo es posible que estés aquí?

─Es un lugar público, cualquiera puede entrar ─Jota estaba sentado un poco más allá de la mesita que se interponía entre los dos, hablando distendidamente, como si nada haya ocurrido.

─No me refiero a eso... ─expresaba perturbada─... ¿A qué has venido?

─Agh...tantas preguntas ─blanqueó los ojos por unos momentos ─ Vine a verte... no te encontré en tu departamento y bueno, pues seguí tu rastro ─replicó, mientras se inmiscuía con descaro en su celular. La detective no le despegaba la mirada de encima en medio de la tenue luz que había entre la penumbra del cuarto.

─Denise me dijo que tú estabas muerto

─Que curioso, a mí me dijo todo lo contrario de ti ─él sonrió mostrando los dientes.

─Puedo creer que a Denise la hayas logrado engañar con tu muerte, pero a Caleb, lo dudo

─Es obvio que él lo sabe ─se encogió de hombros

─No puedo comprender...¿por qué está siendo tu cómplice después de todo?

─¿Mi cómplice? Creo que olvidas que él y yo pertenecemos a una organización, nos debemos lealtad ─dejó el teléfono de Karen en la mesita y se puso de pie ─Aunque, claro está que no sabemos exactamente hasta dónde puede llegar su lealtad y eso a veces suele resultar un tanto confuso...─agregó introspectivo, con un leve aire de contrariedad. Hubo una pausa en donde ambos permanecieron mirándose sin decir nada.

─Ya me dijiste a qué viniste... el tema es por qué... Entiendo que el trabajo ya acabó, nunca fui tu objetivo y no veo que seas del tipo de sujeto que viene aquí a matar sólo por diversión.

─Adoro tu inteligencia, Karen, me cautiva bastante ─Jota tomó los vasos de gelatina ─Si adivinas en qué sabor estoy pensando, te lo explico...entonces ¿naranja o limón?