Capítulo 41: Detrás del ruido

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Todo el camino que han recorrido durante la travesía de amenazas e incertidumbres, los han llevado hasta este punto: una fábrica abandonada, húmeda y fría.

La fila de pequeñas ventanillas sucias y rotas que bordeaban la techumbre, era lo único que le proporcionaba un poco de luz al lugar. El espacio era amplio, dominado por el concreto desgastado y despedazado.

En medio de la estructura quedaba algo de lo que fue maquinaria pesada que llegaba casi hasta el techo. Junto a las paredes, unas escaleras de hierro que conducían hacia una segunda planta; un pasadizo formado solo por enrejados que permitían ver perfectamente de arriba a abajo y viceversa.

Una serie de pilares se distribuían a lo largo y ancho de la fábrica. Desde la misma entrada se apreciaban algunas oficinas de la segunda planta que todavía se conservaban con el pasar de los años, en comparación a las del resto que solo quedaban vestigios de lo que fueron.

─Tengo una pésima sensación ─susurró Denise, tragando saliva y soltando la mano de Zeta, para comenzar con la indagación.

Caleb se adelantó en ir a revisar las antiguas oficinas que había en la primera planta. No quedaba absolutamente nada, ya que ni las paredes se conservaban en buen estado.

Los chicos, luego subieron juntos por las escaleras, para ir a investigar el resto de las salas. Estas se conservaban mucho mejor, por lo que les llamó más la atención, incluso la última oficina, tenía una puerta cerrada. Caleb acercó su mano a la perilla.

Junto con la lluvia que empezó a caer con mayor ímpetu sobre la ciudad, unos golpes estrepitosos se escucharon en el primer piso. Denise en ese momento sintió que se le apretó el estómago de los nervios. Por lo pronto los chicos abandonaron su búsqueda allí, bajando rápidos y cautelosos. Al tocar el ultimo escalón, los golpes se volvieron a oír, parecían venir del otro extremo, doblando hacia el sector posterior de la fábrica. El ruido se asemejaba a como si muebles se estrellaran en contra de una pared, haciendo eco en todos los rincones. Al llegar al corredor contiguo, Denise seguía avanzando con la exploración, sin embargo, Zeta se detuvo, justo en frente de una de las pocas puertas que había en ese pasillo. La chica logró darse cuenta y también se frenó, preguntándole con la mirada si creía que el estruendo provenía de allí. Él asintió. Fueron largos segundos de espera. En esos instantes no se escuchaba nada más que el aguacero azotarse contra las latas viejas y oxidadas del techo.

Caleb no quitaba su vista de la madera de esa puerta, esperando confirmar sus sospechas.

La puerta se sacudió en sus bisagras, escuchándose ese ruido justo detrás de esta, provocando en Denise como si el alma se le haya escapado por un momento, debido al susto que se llevó. Después del estruendo, le siguieron unos angustiantes sollozos ahogados que lograron por convencer a los chicos de una sola cosa.

Zeta ocupó de su fuerza para abrir la puerta. En la esquina de la pequeña sala junto a un aparador, se encontraba Emma, llorando desconsolada, con la ropa raída y sucia. Les miraba con desconfianza, desenfocada. Se dirigía como una loca hacia en donde estaba el pedazo de mesa que ocupaba para azotar contra la puerta. La agarró, dispuesta para dañarlos.

─¡Aléjense de mí!

─No Emma, por favor, tú no... por favor ─pronunció Denise con un nudo en la garganta, rebozándosele los ojos de lágrimas.

─Emma, somos nosotros... Denise y Caleb ─dijo el chico

Ella dejó lentamente el resto de madera en el suelo. Guardó silencio, dio un sorbetón y se limpió su cara empolvada con la manga. Aguzó más la vista.

─¿Denise?

─Así es ─le respondió la chica, con una luz de esperanza en su mirada.

─Denise ─Emma se le aproximó. La chica Rosner debía admitir que sentía un poco de nervios tenerla cerca, ya que aún tenía presente el exceso de confianza que le dio a Melissa y lo caro que lo pagó.

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