Capítulo 5: Reviviendo el recuerdo. (l)

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Denise despertó bastante temprano, miró el reloj de su teléfono que marcaba las siete con cinco. Salió de entre las sábanas enredadas en los pies, cuando se liberó de ellas, estiró todas sus articulaciones provocándose un sonido estruendoso. Mientras estaba junto a la cama, quedó mirando por algunos momentos el dibujo pegado en la pared que le había hecho John, el hijo de Julio. Era ella con su abultada cabellera junto al árbol que hay en el patio, la fuente de peces y todas las coloridas flores que allí había.

En pijamas, bajó hasta el primer piso y vio a su padre en el comedor, desayunando té negro y tostadas con crema de queso. Ella le quedó mirando como una zombi desde la entrada. Él alcanzó a divisarla antes de que se fuera de allí.

-¿Denise? ¿Qué haces levantada tan temprano? Se supone que hoy no irás a la escuela porque tienes reposo -le dijo, después de haber tomado un sorbo de té

-Bajé por leche -le respondió, dándose la vuelta para ir hacia la cocina.

-Toma de mi vaso, hoy no beberé leche -él tomó el periódico que había junto a su taza y lo abrió en la sección de economía. Denise se lo quedó pensando, claramente esta era una instancia que se dio para que ellos puedan hablar, pero la chica no sabía si el diálogo podría favorecer o empeorar la situación. Viéndolo de esa manera, se acercó a la mesa indecisa y se sentó en una silla para beber del vaso. Miraba un punto fijo por la ventana que estaba en frente de ella. Había una mañana nublada. Lionel levantó la vista, posándola en su hija.

-¿Quieres hablar? - le preguntó su padre.

-Papá, sólo debo disculparme, a veces soy un poco arrebatada con lo que tiendo a decir...

-Pero en tus arrebatos casi siempre terminas diciendo la verdad -Lionel sacudió la cabeza mientras se tomaba la frente- ...de nuevo he estado llegando exageradamente tarde a la casa, lo reconozco...pero apenas termine con los proyectos que estoy realizando, volveré a llegar a una hora prudente, te lo prometo.

-Así lo espero -le contestó Denise con monotonía, mientras pensaba en lo que le había pasado en su escuela. Su padre parecía tener muchas cosas en su cabeza, así que prefirió callar comentarios que aludieran a ese tema.

-...Denise, Denise, ¿Qué te pasa? -le habló Lionel, que veía a su hija como si estuviera perdida en algún lugar de su cabeza.

-¿Si?...es que aún me queda un poco de sueño.

-Así veo, aun tienes saliva pegada en tu cara, de hecho -él carcajeó, echándose un bocado de tostadas a la boca.

-Vaya, que observador don Lionel -le dijo Denise sonriente, mientras se frotaba la manga del pijama en la mejilla.

-Observador y de buena memoria querida, aún recuerdo que dijiste que me ibas ayudar con la fiesta, es mañana y falta personal que asista para los preparativos.

-¿Y tu famosa organizadora de eventos?

-Dice que le faltan algunas personas para completar la lista de trabajadores...esa mujer es un caos en dos pies.

-Yo me puedo encargar de llenar los espacios.

-Estaba bromeando...no te preocupes, trataré de arreglarlo como pueda.

-Ya lo dijiste, así que haré mi parte, ya es hora de hacer algo por los aniversarios de Montecasino, después de todo soy una Rosner.

-¿Y cómo pretendes hacerlo? -inquirió Lionel con una sonrisa incrédula.

-Bueno -ella sonrió enarcando ambas cejas -Tienes que esperar a que lo veas -agregó, su padre le quedó mirando serio, pero no tardó en aflojar una sonrisa nuevamente.

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