SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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―¡Vamos! Hay cuevas por acá ―le indicaba Bellamy al resto de los adolescentes, huyendo de esa extraña neblina.
Todos corrían con prisa, y Dharani no podía evitar girarse a cada tanto para ver qué tan cerca estaba.
Esa amarillenta cortina venía pisándole los talones, y pese a tener mucha fe en su instinto de supervivencia, algo le hizo creer a la castaña que no conseguirían salir vivos de esa.
―Charlotte, corre ―le ordenaba Dharani, haciendo que la niña fuese por delante de ella.
La pequeña, quien había escogido un mal momento para seguir a los demás fuera del campamento, le obedecía a la castaña, ocupando cada esfuerzo de su cuerpo en adelantarla.
Detrás de ellas, Bellamy corría seguido de Atom.
―Tenemos que llegar a las cuevas, ya ―le indicó Dharani, girándose como podía hacia los chicos para evitar caer, pero al mismo tiempo no perderlos de vista―. Atom, date prisa.
Bellamy tomó con fuerza la castaña y la obligó a avanzar por delante de él. Luego, cogió a Charlotte en brazos y comenzó a correr con ella.
―¡Te quiero corriendo delante de mí! Busca una cueva ―ordenó Bellamy a la castaña, y ahora las ordenes de él no la colerizaban.
No. Tenía algo más importante en qué pensar, como sobrevivir, por ejemplo.
La castaña consiguió encontrar una pequeña cima por el bosque, y comenzó a correr por allí.
Sus pies resbalaban producto de la tierra que no era firme, pero Bellamy conseguía tirarla hacia arriba, bajando a Charlotte.
―Rápido ―les indicaba él, y las dos chicas hacían lo que podían para escalar.
Ya no estaba Atom con ellos.
Entonces, girando a un costado de un tronco, encontraron una cueva.
Charlotte entró primero, seguida de Dharani.
Bellamy estaba por entrar cuando la voz de alguien gritando su nombre lo alertó.
―¡Bellamy!
Él intentó ir al rescate de quién lo necesitase, pero la neblina había llegado hasta ellos.
Su garganta se irritaba, y no podía ver.
Había comenzado a toser hasta que sintió que alguien jalaba de su chaqueta para meterlo en la cueva.
―¿Qué crees que estás haciendo?, ¿Planeabas broncearte con la neblina allá afuera o qué? ―soltó molesta Dharani, sintiendo su voz y cuerpo temblar.
―Alguien me estaba llamando ―se excusó él, entrando hasta el fondo de la cueva con la castaña.
Rápidamente, Dharani se giró hacia todas partes, descubriendo como uno de ellos faltaba.
