SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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#CapítuloLargo.
Dharani recogió del bosque un total de quince rosas frescas que consiguió cortar, todas de color verde que luego posó sobre las tumbas de los chicos que habían muerto durante el virus de días atrás. Rosas verdes que simbolizaban el desearles un descanso en paz, la juventud eterna que les tocaría vivir y la marchita esperanza que le pesaba sobre los hombros al no haberles podido entregar una vida más larga. Todas aquellas las seleccionó entre lágrimas, todas aquellas las dejó sobre sus tumbas.
―Libres por hoy, libres por siempre ―murmuró de una manera ceremonial, tomando las palabras que su madre solía decir cuando un hombre era ejecutado en el Arca.
Y antes de poder soltar un segundo lloriqueo, una mano sobre su hombro la obligó a reaccionar.
―Disculpa, reina, ¿estás bien? ―preguntó Monroe, quien era una de las vigilantes del muro y también de ella.
Instintivamente, Dharani reaccionó al pseudónimo que la chica utilizó y se estremeció, olvidándose que hace unos momentos no era más que una adolescente deprimida.
―Monroe, hablamos como mil veces sobre que no me digas así. Me llamo Dharani, no «Reina», y fuimos compañeras en la prisión del Arca, así que no hacen falta estas cosas raras que inventamos aquí ―Blanqueó su mirada antes de colocarse de pie y suspirar.
La chica de cabello rojizo mantuvo su postura y señaló:
―Pero todos te decimos así.
―Y todos aquí están dementes, eso de que soy la reina fue una locura mía después de lo de Murphy, no pensé que se lo tomarían literal.
―Pero sí lo hicimos ―Reafirmó su rifle, tomando una posición más dura, como de una guerrera en guardia―. ¿Estás bien?
La castaña lo meditó. Decir que estaba bien era idéntico a decir que el cielo tenía un color rosa y la vida era tan perfecta que no existían las guerras ni las muertes innecesarias, pero no era cierto.
Vivían en un mundo riesgoso, cruel y también se sentía mal por ello, y pese a todo eso, mintió.
―Sí ―Preservó la compostura para así no colocar a más gente nerviosa luego del virus que los Terrestres habían liberado y que los afectó a nivel de comunidad―. ¿Qué hay de ti?, ¿Cuándo fue la última vez que dormiste?
―Anteayer por la noche ―respondió de manera casual, tal como si esa información fuese de lo más normal. Dharani entrecerró sus ojos, anonadada―. Todavía muchos chicos continuaban enfermos, y aquí necesitaban voluntarios que pudiesen cuidar el muro, así que...
―Así que llevas muchas horas sin dormir, y tu turno ya se acabó ―avasalló la adolescente antes de suspirar―. Vete a descansar, Monroe, tienes que estar en buen estado si quieres mantenerte viva, y desde ya te aclaro que no eres alguien que planeo enterrar aquí. ¿Me oíste?
