SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un segundo, sólo un segundo y todo puede cambiar. Tal vez Dharani no lo previó, pero desde el día en que colocó un pie fuera de la nave que los envió a la Tierra, un sinfín de nuevas aventuras la conducirían justo hasta allí, donde estaba.
Su cuerpo estaba pintado de escarlata fresca, y su mente rumiante daba replay a todo lo que había ocurrido en tan escasos minutos.
Trotaba de vuelta al campamento, casi por inercia mientras Bellamy jalaba de su mano, gritando cosas que no conseguía entender.
Como se decía anteriormente, pudo bastar sólo un segundo más y el cuerpo muerto en el bosque hubiera sido el suyo.
Estaba nerviosa. Sentía que estallaría de los nervios en cualquier minuto.
Inevitablemente, su mente volvió a cuando su padre la sacó de la sección de obreros a rastras luego de haber asesinado a un hombre. Justamente así se sentía con la mano de Bellamy alrededor de su muñeca.
Nerviosa, apretujó su mano en el mango del arco que había tomado, y aunque sus palmas estaban húmedas, no lo soltó por nada.
«No... ¡No! ¿Qué es esto?, ¿Por qué... por qué lo traje hasta aquí?, ¡¿Por qué quiero algo como esto aquí?! ¡Maté a ese hombre! Lo maté, yo... yo lo maté como si nada».
De pronto, la adolescente se detuvo al chocar con la espalda de Bellamy, quien había finalizado su marcha al igual que el resto del grupo. Con ojos nerviosos, observó el frontis del campamento.
Entonces, sus piernas tuvieron la libertad de temblar por la conmoción y necesitó aferrarse al líder para no caer el suelo. Soltó el arco en un gesto nervioso para luego respirar hondamente.
Perdía el control. Ganaba el pánico.
―¿Qué fue lo que pasó? ―refirió Clarke con voz jadeante, aproximándose a la castaña―. Dharani, ¿estás bien? ¿Qué... qué te pasó?
―Un Terrestre casi la mata ―vociferó Bellamy, y adjudicándole la culpa a Finn, lo encaró―. ¿Tienes algo que decir?
―Sí. ¡Te dije que sin armas! ―amonestó, encaminándose hacia Clarke para hacerle entender lo molesto que estaba.
Había sido la rubia quien, con total descaro, había faltado a su confianza. No obstante, Dharani se tensó una vez que lo vio avanzar con tal ímpetu que esperó un ataque.
Escudada tras la espalda del líder, brincó por el fuerte grito que Finn lanzó, no fue porque le tuviese miedo, sino porque sus nervios la mantenían alerta. Y eso Bellamy lo notó.
―¡Aléjate! ―Lo empujó, sin medir su fuerza con tal de descargarse―. ¿Qué ocurre contigo?, ¿Crees que tu posición pacifista ayudó a alguien? Casi termina lastimando a uno de los nuestros. Estuvieron por matar a Dharani, ¿y reclamas por las armas? De no haberlas llevado, no la hubiésemos contado. ¿En qué demonios pensabas arriesgando la vida de otros así?, ¿Qué no pudiste pensar?
