SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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Los gritos resonaron por toda la cueva, haciendo que Dharani saltase por ello y por la repentina reacción de Bellamy.
Tuvo que parpadear varias veces para ubicarse sobre donde estaba, ya que, según su mal sentido de orientación, ella podía seguir creyendo que estaba en el Arca o durmiendo en las periferias del campamento.
No. No lo estaba.
Bellamy, Charlotte y ella dentro de una cueva.
Ella en los brazos de él, plácidamente dormida.
«¿Qué rayos está ocurriendo aquí?».
La castaña sacudió cualquier pasmo o pensamiento perplejo para concentrarse en lo importante.
Charlotte gritaba en medio de sus pesadillas.
―Charlotte. Despierta ―le tranquilizaba él, sosteniendo a la chica que le miraba con los ojos abiertos.
Tal parece, esa noche no era precisamente para tener buenos sueños.
―Hey, hey... ―susurró por lo bajo Dharani, acomodándose a su lado para abrazarla justo como Bellamy había hecho con ella antes―, ¿Estás bien?
―Sí, sí... no ―murmuró Charlotte a voz quebrada―. Lo siento.
―No lo sientas, Charlotte ―suspiró Dharani, acomodándole sus trenzas.
Bellamy las estudiaba con la mirada a ambas, Charlotte luciendo entre alterada y apenada.
―¿Te sucede a menudo? ―Charlotte bajó su mirada, dándole implícitamente la respuesta a ellos de que sí―. ¿A qué le temes? ... ¿Sabes qué? No importa. Lo único que importa es lo que haces al respecto.
―Pero estoy dormida.
―¿Sabes? ―intervino Dharani―. Los sueños son sólo eso, cosas que a nuestro cerebro les gusta reproducir. No significa que te harán daño.
―No sueño con esas cosas.
―¿Y entonces con qué?
Charlotte bajó su mirada, sintiendo como su respiración se volvía errática al recordar las imágenes de su cabeza.
―Con mis padres cuando... cuando...
Dharani suspiró.
Sí, ella también lo hacía, aunque cada vez menos.
Tomó su mano. Puede que no tuviese palabras de consuelo para ella, dado que era de lo que menos sabía, pero sí sabía demostrarles a las personas cuanto lo sentía y que tenían a alguien allí con quien contar.
Bellamy guardó esa imagen en su memoria, y habló.
―El miedo es miedo. Aleja a tus demonios cuando estés despierta, y no estarán ahí cuando duermas.