SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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Perdió el control, lo perdió de absolutamente todo y en tan poco tiempo que pareció irreal.
Dharani aceleraba su respiración al tiempo que subía peldaño tras peldaño por detrás de Clarke cuando, al llegar al segundo nivel, una nerviosa Octavia se incorporó con prisa hacia ellas y las detuvo.
―Chicas. Cerraron la escotilla ―informó.
«¿Disculpa... que ellos hicieron qué? Oh, no».
Bastó una corta mirada hacia la escotilla para que descubriese que eso era cierto. Entonces, su ceño se frunció y con un golpe en la pantorrilla de la rubia le indicó que se quitase de su camino.
Clarke, conociendo ya cómo era Dharani cuando se ponía de mal humor ―puesto que ese día lo habían experimentado mucho―, se apartó.
La castaña no se detuvo sino hasta que la escotilla dio casi con su rostro, y con furia comenzó a golpearla.
―Bellamy, abre esta cosa, ¡Ahora! ―exigió sin dejar de golpear―. Abran la puerta. ¡Miller!
Y el adolescente, tras escuchar su nombre, vagó su mirada hacia el moreno.
Había sido idea de él cerrar la escotilla, y por ello él debía ordenar si abrirla o no.
Un corto asentimiento de Bellamy y él pateó la plataforma que servía como traba para cerrar la escotilla.
Una vez que la puerta estuvo abierta, Dharani se disponía a entrar cuando él cruzó su mano contra ella, impidiéndole el paso.
―Quita tu mano antes de que te dé un puñetazo en la nariz ―advirtió con una mala mirada, y Miller se estremeció, nervioso.
Ni tonto ni perezoso, obedeció con inmediatez.
¿Por qué? Bueno, tratándose de Dharani Taylor, todos allí preferían creer en su palabra antes de ponerla a prueba.
¿Y quería un puñetazo en su nariz? Claro que no.
Entonces la castaña se adentró en el tercer nivel, seguida de Clarke y Octavia. Su mirada fue a dar inmediatamente sobre el Terrestre, asegurándose de que en su ausencia Bellamy no se hubiese tomado atribuciones.
Imaginó encontrárselo golpeado o inconsciente, pero no.
Bellamy no lo había hecho, aunque, a juzgar por la tensión en su cuerpo, ganas no le habían faltado.
―¿Qué ocurre? ―inquirió él cuando vio como Clarke avanzaba con premura hacia el prisionero, sin temor alguno.
La rubia no le contestó. No teniendo cosas más importantes que hacer. Producto de ello, Bellamy se giró hacia la castaña.