SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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Dharani abrió sus ojos cuando un rayo de luz cruzó por sus parpados, advirtiéndole que había amanecido.
Entonces sintió el frío colándose hacia su cuerpo, quizás porque desde hace varias mañanas la temperatura de los días en general había descendido.
Por ende, encogió su cuerpo y se acomodó en la cama en posición fetal, tomando las colchas para taparse hasta arriba y así conservar el poco calor que reunía allí acurrucada.
Y entonces lo sintió.
Su piel estaba demasiado expuesta como para indicarle que estaba desnuda y el aroma de la cama no se parecía en nada al que conocía. Abriendo sus ojos descubrió que efectivamente no estaba en su cama, ni en su tienda, ni tampoco sola.
Inmediatamente el corazón le brincó al ver la silueta de un hombre vistiéndose a escasos metros suyos, recordándole en cortos, pero muy detallados flashbacks, los sucesos de la noche anterior.
Por su mente emergió el retrato de cómo se había animado a entrar en la tienda de Bellamy y también el cómo lo besaba con fiereza. Prontamente su cuerpo había acabado bajo de él, iniciando así su perdición.
Evocó la sensación de sus besos y el sonido de sus propios gemidos acallados contra su palma cuando temió despertar al campamento entero, o a los Terrestres quizás.
Se recordó.
Instantáneamente sus mejillas adquirieron un tono rosado cuando su sangre se descongeló y comenzó a fluir por su cuerpo, avergonzada.
«¡Oh... por... Dios!».
Inesperadamente, le escuchó moverse.
Cerró con prisa sus ojos para fingir que estaba dormida, y falló en su misión cuando un torso desnudo le saludó desde el otro extremo de la tienda, embelesándola como miel a la abeja.
Bellamy había despertado mucho antes que ella, dedicándose a observarla mientras dormía hasta que el amanecer lo alcanzó. Entonces supo que debía levantarse y encargarse del campamento, dejando a la castaña descansar.
Así que, deslizándose fuera de la cama, comenzó a vestirse para así atender las labores del día.
La tormenta había destruido gran parte del campamento la noche anterior y ahora debían reconstruirlo.
Entonces, cuando su camiseta estuvo en sus manos, un sonido parecido al de una tos atrajo su atención hacia la cama.
Impetuosamente, Dharani apretó sus ojos y fingió que dormía.
«¡Maldición! Casi dieciocho años tragando saliva con normalidad, ya teniendo la técnica y la práctica, ¡¿Y se me ocurre atorarme ahora?! ¿Qué acaso mi saliva no pudo tomar la ruta normal y dejarme aquí con mi vista, tranquila?».
